lunes, 3 de febrero de 2025

LA TORRE DEL BACHILLER ESCALANTE DE ISTÁN. ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA

 

Panorámica de Istán 

Istán es uno de esos municipios del Parque Nacional Sierra de las Nieves que deslumbran y que sorprenden por todo lo que tienen que ofrecer. Es una auténtica recompensa llegar a Istán tras el recorrido panorámico que nos ofrece su carretera. Llegas y no te quieres ir. Su caserío, de deliciosas reminiscencias andalusíes, enraíza con fuerza en las laderas de Sierra Blanca, de cuyas entrañas brota el manantial que da cuerpo y forma a su afamado río Molinos. Su nombre no es gratuito, pues se debe a la existencia de numerosos molinos hidráulicos harineros que desde época andalusí, nada menos, transformaban el cereal en harina para hace pan. Y alguno, como el de San Miguel, llegó a “fabricar” luz, transformando la fuerza del agua en electricidad. Pero esa es otra historia.

Además de abastecer a estos humildes y funcionales ingenios hidráulicos, el río Molinos alimenta unas impresionantes y bellísimas huertas que se descuelgan ladera abajo de forma escalonada, que también son de origen andalusí.

 Las huertas de Istán

No es el único cauce fluvial de Istán, pues el famoso río Verde también nace en su término y se contiene en el embalse de la Concepción, sirviendo de colosal abrevadero a la turística Costa del Sol. De ahí que a Istán se le venga conociendo como el “Manantial de la Costa del Sol”. Sin ese río y sin esa presa, el turismo en la Costa del Sol no existiría como lo conocemos hoy día. 

El pantano de río Verde

 El origen de esta localidad lo debemos encontrar en los siglos medievales y asociado a la cultura andalusí. Además del urbanismo, de sus redes de acequias y sus aprovechamientos hidráulicos, el propio topónimo del pueblo lo delata. Istán procede de al-hisn, que en andalusí significa “la fortaleza”. El nombre de Alozaina tiene la misma procedencia.

En su término existen varios asentamientos de distintas épocas, ligados a distintos acontecimientos históricos que ponen de relevancia la importancia de Istán en siglos pasados.

Bueno, con permiso de la mejor conocedora de la historia y del patrimonio histórico cultural de Istán y Doctora en Historia por la UMA, Dª Catalina Urbaneja Ortiz, comenzamos esta entrada:

 

La Torre del Bachiller Escalante

La torre del Bachiller Escalante o torre de Escalante debe su nombre al bachiller Pedro de Escalante, beneficiado de Istán, que al no tener casa propia “...moraba en una torre antigua de tiempo de moros, que estaba hecha a manera de fortaleza” (Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada. Luis del Mármol Carvajal). Sus tribulaciones y sobre todo las de su valiente sobrina Juana las narraremos algo más adelante.

Se encuentra en la calle de San Miguel, en una zona relativamente elevada del pueblo y tiene su origen en una torre de alquería. Se mantiene en pie muy poco de ella, pero lo suficiente para poder esbozar una descripción con los restos que se conservan, con los testimonios cronísticos y con algunos documentos gráficos. Pero huelga decir que los restos de esta torre se ven muy condicionados por las reformas del espacio en que se encuentra y por los edificios que la envuelven.

Imagen general de la torre de Escalante

Su sistema constructivo parece apuntar a un origen nazarí, pues se levanta a base de mampostería que conforma unos gruesos muros, con mampuestos de mayores dimensiones en los ángulos para dar mayor fuerza a la estructura. El conjunto estaría enlucido, pero ha perdido su enfoscado. La planta es rectangular y sólo se conserva el arranque de sus muros hasta el nivel del primer cuerpo. Su acceso es directo, desde la plazuela que ocupa, a través de un estrecho vano situado en el centro del paramento y rematado con doble arco de medio punto a base de ladrillos de barro cocido. En las jambas de la puerta se conservan los huecos en los que se introducían los maderos para trabar la puerta, como nos narra Luis del Mármol “... y cerrando la puerta, la atrancó con una fuerte viga y tornó a subirse arriba…”. Esta puerta debía abrir hacia adentro y contaba con “...una aldaba recia…” (Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada. Luis del Mármol Carvajal), con un cerrojo.

Puerta de acceso a la torre

 
Detalle del arco de acceso
 

No sabemos si este acceso estaba un tanto elevado, porque las obras de la plaza impiden conocer mejor su disposición.

Sobre la puerta, a cierta altura, había una ladronera, esto es, una estructura que sobresalía de la torre, con parapeto y aperturas hacia el suelo, que servían para lanzar piedras, normalmente, y otros elementos a los enemigos mientras uno estaba más protegido. Esto nos lo cuenta Luis del Mármol en el contexto del asedio que sufrió la torre por los moriscos rebeldes: “...arrojándoles gruesas piedras por el ladrón...”. Estas ladroneras son muy frecuentes en fortalezas, castillos es infraestructuras castrales en toda la vieja piel de toro.

Detalle de ladronera en la torre de Velilla, Granada

Una vez que accedemos al interior, la curiosidad nos hace dirigir la mirada hacia dos pechinas en el ala este de la sala, cuya función sería la de sustentar la bóveda que cubría este espacio. Sabemos de esa bóveda por la existencia de las pechinas y por lo que nos cuenta Luis del Mármol: “...los moros hallando la puerta abierta, como él la había dejado, entraron dentro, y robando trigo y aceite y otras cosas que había en la primera bóveda…”. Es posible que el cuerpo superior también tuviera otra bóveda. Desconocemos si en el suelo del primer cuerpo se abría algún tipo de cisterna o almacén, como puede verse en algunas de las torres de Benahavís.

 Interior de la torre de Escalante

En uno de los laterales se encontraba la escalera de subida al cuerpo superior, como señala Luis del Mármol: “Tenía la torre una escalera angosta, alta y muy derecha…”. Por el Catastro de Ensenada (1752) sabemos que esta torre posiblemente tuviera tres cuerpos y estuviera rematada por merlones. Se trata de una disposición muy similar a la observada en las torres de alquería de Benahavís. El dibujo, todo hay que decirlo, es un poco idealizado pues los paramentos se dibujan como si estuviera dotados de sillares de tamaño y módulo regulares, cuando este edificio está construido en mampostería.

Torre de Escalante en el Catastro de Ensenada de Istán
(Archivo Histórico Provincial de Granada)

Tampoco sabemos cuándo fue abandonada y cayó en desuso ni los avatares y diferentes usos que ha sufrido a lo largo del tiempo hasta su restauración y puesta en valor. Ni siquiera el diccionario de Madoz (mediados del siglo XIX) la menciona. Desconocemos por completo si ha sido objeto de una investigación particular.

Pero ¿Qué es la Torre de Escalante? ¿Es una torre vigía? ¿Es una torre almenara? ¿Es el último vestigio de un castillo o de una fortaleza de mayores dimensiones? El patrimonio cultural ligado a las infraestructuras castrales en la provincia de Málaga es de una gran complejidad y de una extraordinaria diversidad. No olvidemos que la cultura andalusí formó parte de estos territorios por unos ocho siglos, hasta su brutal amputación. En estas tierras se ha hablado la lengua de Iban Hazm durante muchos más siglos que la de Cervantes.

Dentro de esa extraordinaria variedad de alcazabas, torres vigías, torres almenaras, husun… (cada uno con una funcionalidad determinada, pero formando parte y sustentando un espacio social, económico, cultural, humano… cohesionado) se encontraban las conocidas como torres de alquería. Las torres vigía tenían la función de controlar un paso, una vía de comunicación… por ello se ubicaban en alturas y altozanos, aisladas, como la torre de Lifa, en el camino entre El Burgo y Ronda. Las torres almenaras se encontraban en la costa, controlando los peligros que pudieran provenir del mar, que eran muchos y angustiosos. Ambas tenían la función de vigilancia, de prevención de situaciones comprometidas, de salvaguarda de la seguridad de personas y riquezas… 

Torre de Lifa

Torre de los Ladrones, Marbella
 

Las torres de alquería, como la de Istán, se encontraban en las inmediaciones de una población, de un asentamiento y su función, dadas sus características, no eran ni militares ni de vigilancia. Los últimos estudios apuntan a su uso como almacén de productos agrícolas de la población de la alquería y de sus ganados. Y, en momentos de violencia, como las algaradas cristianas, mientras la población huía a las montañas o a lugares más inaccesibles en busa de refugio transitorio, algunos miembros de la comunidad se quedarían en la torre protegiendo esos productos agrícolas excedentarios y los ganados, evitando que fueran robados. 

La torre de Urique, en Alhaurín de la Torre

No se trata, por tanto, de elementos ubicados en espacios fronterizos cuyo objeto fuera evitar la conquista del territorio nazarí, sino de construcciones que buscaban paliar los efectos de ataques puntuales. De hecho, cuando los castellanos tomaron Ronda a finales del siglo XV, medina que tenía una importancia estratégica y militar de primer orden en la defensa fronteriza nazarí, todo el aparato defensivo del occidente malagueño se desplomó. Esas torres pueden servir de refugio puntual durante un tiempo corto, pero no pueden hacer frente a una invasión.

 Esquema de una alquería con su torre

Muchas de estas torres de alquería, de las que nos han llegado pocas en muy buen estado como la de Urique (Alhaurín el Grande), tenían incluso cercas, que de ninguna manera podemos comparar con murallas. No está claro si fueron construidas por el poder central o por las comunidades campesinas en las que se asientan. En Málaga no hay, hasta el momento, estudios de conjunto sobre el tema.

Pero un buen artículo sobre este tipo de construcciones lo tienen Adela Fábregas García y Raúl González Arévalo. A Adela no la conozco, pero Raúl fue compañero mío en la Universidad de Málaga y ahora es profe en la Universidad de Granada. Además de ser un buen tipo es un gran profesional. Tiene decenas de publicaciones a sus espaldas y por delante, un extraordinario futuro investigador. El artículo al que me refiero: Los espacios del poder en el medio rural. Torres de alquería en el mundo nazarí .

 

La valentía y el arrojo de Juana Escalante y de la moza de servicio

Juana Escalante era la sobrina de Pedro Escalante, beneficiado de la población de Istán. Salvo ellos dos, el resto de los vecinos de Istán eran moriscos.

Tío y sobrina convivían, a falta de casa, en la torre de Istán, una vieja torre de alquería que estaban reformando y acondicionando, según extraemos de las crónicas de la época. Se da el caso de que los moriscos de Istán, alentados por su vecino Francisco Pacheco Manxuz, que había pasado una temporada en Granada y había contactado con los moriscos del Albaicín comprometiéndose a levantar a los moriscos de sierra Bermeja, inició una revuelta en los últimos días de 1568, que prendió con fuerza entre los moriscos de los pueblos serranos malagueños. Para ello los moriscos de Istán contaron con 60 monfíes enviados por Farax Aben Farax. Todos los vecinos, salvo dos moriscos, buscaron refugio en Arboto (Plaza de Armas), en la cima de Sierra Real.

Algunos moriscos trataron con engaños de hacer salir a Pedro Escalante de la seguridad de la torre durante la noche, pero este no se fió y permaneció en ella. A la mañana siguiente, estando el pueblo despejado, el beneficiado salió a la calle y se encontró con otro cristiano, un sastre que había pasado la noche allí. Ambos se dirigieron a la iglesia en busca de noticias cuando un grupo de jóvenes moriscos armados les salió al paso e intentaron asesinarlos. Ambos lograron introducirse en una vivienda y desde ella ganar los tejados, por donde huyeron como alma que lleva el diablo, hasta que lograron llegar al campo “…saltando vallados y peñas, como si fueran por tierra llana, por los bancales de las huertas abajo, hasta que tomaron la sierra está en el lugar y Marbella”. Aunque varios moriscos intentaron detenerlos, no lograron alcanzarlos. Y es que el miedo, y no ciertas bebidas, si que dan alas.

A las diez de la mañana llegaron a Marbella y dieron la voz de alarma. Al principio no creyeron al beneficiado y pensaron más bien que habría intentado abusar de una morisca y había tenido que huir del lugar. Finalmente le acabaron haciendo caso y mandaron a un grupo de hombres fuertemente armados.

Pero, mientras todo esto sucedía, Juana, la sobrina del beneficiado, se había quedado en la torre de Istán acompañada por una moza de servicio que seguramente era morisca. Como la puerta estaba abierta, algunos moriscos entraron y empezaron a robar lo que en ella había almacenado: aceite, trigo… La chica de servicio fue tomada por unos moriscos porque estaba abajo. Ésta, llorando, pidió que la dejaran ir con su señora, que estaba en la planta de arriba, donde había preparado un montón de piedras para la defensa. Mientras los moriscos se llevaban los productos almacenados, unos mozuelos moriscos intentaron subir las escaleras. Juana dejó caer una gran piedra que mató a uno de ellos. Los otros mozos, al ver al compañero completamente descalabrado y con los sesos desparramados, huyeron presa del miedo, circunstancia que aprovechó la moza de servicio para con mucha sangre fría bajar y cerrar la puerta, atrancándola fuertemente.

A los pocos minutos el grupo de moriscos rodeó la torre. Algunos trataron de derribar la puerta, pero Juana, lejos de arredrarse y asistida por la moza y con la fuerza de la desesperación, recibió al grupo con una granizada de piedras que descalabró e hirió a varios de ellos. Durante tres interminables horas estuvieron asediando la torre, mientras Juana y la otra muchacha resistían valientemente. En la refriega Juana acabó recibiendo un saetazo en un brazo, que la dejó herida pero no impedida. La lucha finalizó cuando llegaron los hombres armados de Marbella, que pusieron en fuga a los moriscos. Lo que debieron de pasar esas dos mujeres no se puede explicar con palabras.

Desconocemos que fue de Juana Escalante posteriormente y la moza, de la que no conocemos ni su nombre. En valor Juana y la chica de servicio sobrepasaron holgadamente a María González de la Torre, más conocida como María de Sagredo .

El resto de la historia, ya la conocemos. Felipe II sometió duramente la rebelión y procedió a la expulsión de los moriscos, que a primeros del siglo XVII serían deportados. Las poblaciones, huérfanas de sus vecinos ancestrales, adoptaron a nuevos pobladores que repararon y volvieron a poner en marcha los molinos; que arreglaron y vivificaron las acequias y las huertas; que volvieron a cultivar los viñedos; que arreglaron y volvieron a congregarse en la iglesia de San Miguel…

 

Conclusiones:

No sólo Istán, sino todos los pueblos en torno al Parque Nacional Sierra de las Nieves atesoran un patrimonio histórico cultural de gran valor y singularidad, que nos muestran todas las etapas históricas ¡Abramos los ojos!

En particular, el patrimonio cultural ligado a fortalezas y castillos en los pueblos que se asientan alrededor del Parque Nacional Sierra de las Nieves, es tan importante, que sería muy interesante crear una ruta de las fortalezas en la Sierra de las Nieves que, además de poner en valor ese patrimonio, sirviera como elemento tractor de otros sectores económicos locales y comarcales, así como estimular la puesta en valor de otros patrimonios culturales locales.

 

Para finalizar, dejamos el extracto del libro de Luis del Mármol Carvajal donde se narra el acontecimiento del levantamiento morisco de Istán y del episodio de asedio a la torre de Escalante.

Historia del rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada.

Luis del Mármol Carvajal

 

LIBRO CUARTO

CAPITULO XXXV

Que trata de la descripción de Marbella y su tierra, y cómo los moriscos del lugar de

Istán se alzaron

 

Está la ciudad de Marbella puesta en la costa del mar Mediterráneo iberio, cercada de muros y torres con un castillo antiguo: su sitio es en tierra llana; tiene ochocientas casas

de población. Llamose antiguamente Marbilli, y los moros no le mudaron el nombre. Sus términos son todos de sierras ásperas y muy fragosas: sola una campiña llana tiene delante, que se extiende cuatro leguas hacia poniente, donde hacen sus simenteras los vecinos y los de los otros lugares de su tierra. Son las sierras, aunque ásperas, abundantes de viñas y de arboledas de morales, castaños, nogales y de otros árboles desta suerte, y de mucha yerba para los ganados. La granjería principal desta tierra es la de la pasa y del vino que van a cargar cada año en aquel puerto los navíos que vienen de Flandes, de Bretaña y de Inglaterra, y la cría de la seda. Solía haber en tiempo de moros muchos lugares de su jurisdición metidos entre aquellos valles, la mayor parte de los cuales despobló Narváez, alcaide de Gibraltar, en tiempo de guerra, llevándose los moradores captivos; y otros se despoblaron para irse después a Berbería, habiendo los Reyes Católicos ganado el reino de Granada. Solos cinco lugares han quedado en pie, que son Hojen, Istán, Daidin, Benahaduz y Estepona. Tiene Marbella a poniente la ciudad de Gibraltar, al mediodía la mar, a levante la ciudad de Málaga, y al cierzo la de Ronda.

En los términos de Marbella tiene principio la Sierra Bermeja, la cual prosigue hacia poniente por la tierra de Ronda más de seis leguas, hasta los postreros lugares del Havaral o Garbia, llamados Casares y Gausin, yendo siempre apartada una legua, poco más o menos de la mar. Solo un río atraviesa por la tierra de Marbella, que es el río Verde, tan celebrado por una notable rota que allí hubo nuestra gente; el cual nace cuatro leguas de la mar en otra sierra alta que le cae al cierzo, llamada Sierra Blanquilla, del cual y de otros que nacen en ella haremos mención cuando tratemos de la descripción de la ciudad de Ronda. Este río baja por unos valles muy hondos, y sale a las huertas de Istán; y dejando el lugar a la mano izquierda, y la sierra de Arboto, principio de Sierra Bermeja, a la derecha, se mete en la mar una legua a poniente de Marbella.

Istán fue siempre lugar rico, y en este tiempo lo era más que otro ninguno de aquella comarca. Levantose el día de año nuevo, y la causa del levantamiento fue un morisco vecino de allí, llamado Francisco Pacheco Manxuz. Este había estado seis meses pleiteando en la chancillería de Granada sobre la libertad de un sobrino suyo; y entendiendo la determinación de los del Albaicín por comunicación de Farax Aben Farax y de otros, se había ofrecido a hacer que se levantasen los moriscos de los lugares de Sierra Bermeja, y el solene traidor le había dado orden por escrito de lo que había de hacer, y patente de capitán de su partido. Con estos recaudos llegó el Manxuz a Istán muy ufano, y dando a entender a los vecinos del lugar, que todos eran moriscos, que Granada y todo el reino se alzaba, y que el negocio de los moros iba próspero, los movió a rebelión, confiados en la sierra de Arboto, sitio fuerte por su aspereza, donde se pensaban recoger; y para que los ganados y bagajes pudiesen subir arriba cuando fuese menester, les hizo desmontar y abrir las antiguas veredas, que de no usadas, estaban yA cerradas de monte y deshechas. Estando pues los vecinos movidos por las persuasiones de aquel mal hombre, a 31 días del mes de diciembre llegaron sesenta monfís que enviaba Farax Aben Farax para dar calor a su traición; los cuales, confirmando lo que el Manxuz les había dicho, hicieron que se levantasen luego, solicitándolos de uno en uno aquella noche, de manera que cuando fue de día estaban todos fuera del lugar; que no quedaron dentro sino solos dos moriscos, llamados Pedro de Rojas Huzmín y Lorenzo Alazarac, que no quisieron irse con ellos. Era beneficiado deste lugar el bachiller Pedro de Escalante, el cual había poco que estaba en él; y por no tener casa propria, moraba en una torre antigua de tiempo de moros, que estaba hecha a manera de fortaleza; y queriéndole prender los moriscos al tiempo que se alzaban para matarle, fue uno dellos a llamarle muy de priesa, diciendo que saliese a confesar una morisca que se estaba muriendo; el cual receló de salir, no porque sospechase la maldad del rebelión, como nos lo dijo después, sino por ser de noche y no morar en el lugar otro cristiano más que él; y respondiendo al que le llamaba que esperase hasta que amaneciese, y que no se moriría tan presto la mujer, que no tuviese lugar para confesar de día, dende a un rato volvieron con otro recaudo, y le dijeron que por amor de Dios abriese la puerta de la torre, porque la gente de Marbella venía a matarlos y querían meter las doncellas dentro; y tampoco le pudieron engañar. No mucho después llegaron a una ventana del aposento donde dormía los dos moriscos que dijimos que habían quedado en el lugar, y le rogaron que los dejase entrar dentro, porque todos los vecinos iban huyendo al campo y no querían ir con ellos; mas no por eso se quiso fiar hasta que fue de día claro, y entonces llegó un cristiano sastre que acaso se halló allí aquella noche y había sentido el alboroto de la gente cuando se iban, y juntándose con él, fueron hacia la iglesia para entender qué novedad era aquella; y encontrando en el camino a Huzmín y a su mujer, que todavía iban a recogerse a la torre, estando hablando con ellos, vieron un golpe de mancebos armados de ballestas y arcabuces, que venían a atajarles la calle por donde iban, uno de los cuales encaró el arcabuz contra el beneficiado, y no le saliendo, tuvo lugar de meterse de presto con su compañero en la casa de Huzmín; y apenas habían cerrado la puerta y echado una aldaba recia que tenía, cuando los herejes estaban ya dando golpes para romperla diciendo a grandes voces: «Sal fuera, perro alfaquí». Entonces dijo el Huzmin al beneficiado que mirase por sí, porque le querían matar; el cual arrojó la ropa y la vaina de la espada que llevaba por bordón, y ayudándoles el morisco, subieron él y el sastre por una pared arriba, y pasando por los terrados de otras casas, quisieron tomar una puerta que salía al barrio de la torre; y viendo que los moros la tenían ya tomada con temor de la muerte se metieron en una caballeriza. No se descuidó Huzmin en ayudarles todo lo que pudo para que se salvasen, y cuando vio apartados de la puerta los que la querían derribar, buscando los dos cristianos, fue a ellos, y los bajó por la mesma pared donde habían subido, y abriéndoles la puerta, les dijo que no convenía parar en el lugar, porque los matarían; los cuales no fueron perezosos en tomar el campo, saltando vallados y peñas, como si fueran por tierra llana, por los bancales de las huertas abajo, hasta que tomaron la sierra que está entre el lugar y Marbella. Allí los devisaron los mancebos gandules, y saliendo una cuadrilla tras dellos, los siguieron más de una legua; mas no los pudieron alcanzar, porque los unos iban huyendo y los otros corriendo. Llegaron a la ciudad dos horas antes de mediodía faltos de aliento y llenos de sudor y de rascuños, que aún hasta entonces no habían sentido, de las zarzas y espinos que habían atropellado. El beneficiado fue el primero que llegó y dio rebato, diciendo que los moriscos de Istán se habían alzado y querídole matar; y a penas había quien lo creyese: tanto era el crédito que los ciudadanos tenían de la gente de aquel lugar, por ser rica, que no podían persuadirse a que se hubiesen querido perder; y ansí había muchos que le consolaban con decir que debían de haberle tomado entre puertas con alguna mujer. Había dejado el beneficiado en la torre una sobrina doncella que tenía consigo, llamada Juana de Escalante, y una moza de servicio; mientras él iba huyendo, los moros hallando la puerta abierta, como él la había dejado, entraron dentro, y robando trigo y aceite y otras cosas que había en la primera bóveda, prendieron la moza, que acertó a hallarse abajo; la cual comenzó a llorar y les rogó que la dejasen subir arriba con su señora. Tenía la torre una escalera angosta, alta y muy derecha, y la sobrina del beneficiado, que veía el peligro en que estaba, había puesto en el postrer escalón una gran piedra, y junto a ella otras muchas que acertó a haber en el sobrado alto para una obra que se había de hacer en él; y como tuvo la moza consigo, determinó de no dejar subir a nadie arriba. Los hombres cargaron del despojo y salieron de la bóveda; y como unos mozuelos quisiesen ir donde ellas estaban, poniéndose en defensa, echó a rodar la piedra por la escalera abajo, y matando al uno, los otros dieron a huir. La doncella pues, que vio la torre desocupada, sin perder tiempo bajó a gran priesa, y cerrando la puerta, la atrancó con una fuerte viga y tornó a subirse arriba. No tardaron mucho los moros en volverá llevarlas a ella y a su compañera, y hallando la puerta cerrada, quisieron derribarla con un vaivén; mas defendióselo animosamente la doncella, como lo pudiera hacer cualquier esforzado varón, arrojándoles gruesas piedras por el ladrón y por encima del muro, con que los tuvo arredrados y descalabró algunos dellos; y aunque le dieron una saetada, que le atravesó un brazo por junto al hombro, no dejó de pelear ni se paró a sacar la saeta en más de tres horas que duró la pelea, deshaciendo las paredes para sacar piedras que poder tirar cuando hubo gastado las que había sueltas. A este tiempo llegó Bartolomé Serrano, alférez de la compañía de caballos de don Gómez Hurtado de Mendoza, capitán de la gente de guerra de Marbella, que había salido al rebato con treinta escuderos y trecientos infantes; y siendo ya dos horas después de mediodía, halló los moros combatiendo la torre, y escaramuzando con ellos, los retiró, mas no los pudo romper, porque se subieron a unas peñas que están entre el lugar y el río, donde no podían hacer efeto los caballos; y habido su acuerdo, se volvió aquella noche a Marbella, llevando la doncella y la moza consigo, y dejando la tierra alzada.

 

 

Hasta la próxima entrada.

 

© Diego Javier Sánchez Guerra.

miércoles, 29 de enero de 2025

LA REPRESENTACIÓN DE LA VILLA DE OJÉN (MÁLAGA) EN EL CATASTRO DE ENSENADA EN 1752

 

Uno de los pueblos más bellos de la Sierra de las Nieves, sin género de dudas, es Ojén, cuyas profundas raíces debemos buscar en la época andalusí. No me canso, cuando voy, de pasear por sus calles, de disfrutar de sus rincones ajardinados y de la bellísima arquitectura popular de su casco histórico, grácilmente integrado en unos espectaculares paisajes que miran constantemente al mar. Tampoco encuentro hartazgo cuando visito el museo del Molino o su singular iglesia, cargada de muy ricos detalles, casi imperceptibles, ni de saludar o conversar con sus hospitalarios vecinos… Buenas gentes las de Ojén. Buenas personas.

 

 Panorámica de Ojén



Pero, cuando pienso en Ojén, lo que más me asalta a la memoria son esos recuerdos de juventud ingenua y de adolescencia imberbe, que afloran sin invitarlos con una impetuosa y a la par natural voluntad volcánica relacionados con las mozas jonetas. En mi época de mozo, hace ya décadas (pero tan vívida que parece que fue ayer), las chicas de Ojén tenían fama de ser de las más bellas del Mundo. Un Mundo, que a mi edad, por aquella onanista e inacabada etapa vital, se circunscribía a poco más que Coín, Guaro, Ojén y los pobres olivares y almendrales que cada año, con mi familia, debíamos aliviar en Rozuelas, Canuchas, los Pechos, las Cañadas… Y es que siendo totalmente objetivo, las jonetas tenían una fama altamente merecida y ganada a pulso. Ojos bonitos y miradas furtivas, sonrisas zalameras y cautivadoras, curvas mediterráneas… y ¡Válgame! no me refiero a los “Caracolillos”. Y es que mientras Hollywood y el resto del globo terrestre soñaba y perdía el trasero con mujeres como Ava Gadner, Marylin Monroe, Elizabeth Taylor, Lauren Bacall, Rita Hayworth (la más bella de las beldades hollywoodienses, no en vano por sus venas se desbocaba sangre andaluza) y tantas otras, nosotros hacíamos lo propio con las muchachas jonetas... 


Pero, como siempre me ocurre, empiezo a divagar, me pierdo y me salgo inevitablemente del tiesto...


Volviendo al tema. En este blog ya hemos tratado varias veces sobre diversos aspectos del patrimonio cultural de Ojén, aunque nos hubiera gustado profundizar sobre otros interesantes y curiosos temas, cosa que nos ha impedido la falta de tiempo, a pesar de que las ganas siguen muy vivas. Se trata de Ojén. Una mirada recostada hacia el Mediterráneo, Los molinos hidráulicos harineros de Ojén y el museo “El Molino de Aceite de Ojén”, un edificio singular y La villa de Ojén en un dibujo del siglo XVI realizado por Anton Van den Wyngaerde.


Lo que hoy nos trae a ese foro, a este patio digital, es el dar a conocer al gran público una imagen de Ojén de 1752 recogida en Las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada en Ojén, documento que obra en el Archivo Histórico Provincial de Granada. 

 

 

Página del Catastro de Ensenada de Ojén (PARES) 


¿Y qué diablos son Las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada en Ojén? Os preguntaréis muchos, pero vais a salir de dudas. Se trata de un documento que contiene una riqueza informativa extraordinaria, hasta cierto punto comparable con los Libros de Apeo y Repartimiento (siglo XVI). En él se plasman los diversos oficios y pertenencias de los ojenetes de mediados del siglo XVIII, las propiedades, los salarios, las rentas y beneficios que generaban, los molinos, los ganados... La finalidad era conocer la capacidad productiva del municipio, la riqueza que era capaz de generar. Y es que en todas las poblaciones de la Corona de Castilla se llevó a cabo el mismo trabajo, el mismo estudio de análisis de riqueza y de productividad económica. El objetivo último que tenía Zenón de Somodevilla, el Marqués de la Ensenada y promotor del Catastro, era conocer la riqueza de todas las poblaciones de la Corona de Castilla para sentar las bases del establecimiento de un sistema fiscal unitario, la llamada Única Contribución, que facilitara la recaudación de impuestos y la circulación fluida de capitales hacia la maltrecha Hacienda borbónica con la finalidad de disponer de más dinero para que la monarquía abordara los nuevos desafíos del momento como su modernización y transformación en un Estado moderno y la renovación de la Armada, herramienta indispensable para defender los intereses del Imperio Español frente a las ansias expansionistas de otras potencias, particularmente la inglesa.

 

El Marqués de la Ensenada (Real Academia de la Historia)


Y en la concepción y naturaleza de ese impuesto, junto con la labor de socavamiento un grupo de traidores, estuvo su fracaso. Y es que este impuesto se quería imponer no sólo a los trabajadores del territorio, sino también a la aristocracia y a la Iglesia, que se mostraron intensamente refractarias a la propuesta porque afectaba a sus ingentes riquezas e intereses. El proyecto fracasó. El rechazo frontal de los poderes económicos, aristocráticos y religiosos a la propuesta junto con la sibilina habilidad de los espías ingleses, que mediante jugosos sobornos crearon en el seno del gobierno una red opositora a Zenón de Somodevilla, un hombre con una enorme ambición y una gran visión de futuro en lo geopolítico, hicieron caer en desgracia al Marqués de la Ensenada, y con él, su propuesta económica y la posibilidad de modernizar y reafirmar el Imperio Español o lo que quedaba de él, precipitando del despeñamiento de la Corona de Castilla y sus territorios, lastrado por el plomo de unos incapaces y frívolos borbones que nunca supieron estar a la altura de las circunstancias.

 

Real Decreto de Su Magestad (PARES)


Pero todo ese esfuerzo investigador y documental, que se llevó a cabo en apenas un lustro y que requirió importar enormes cantidades de papel del extranjero, ya que la capacidad productiva de todos los molinos de papel de los reinos hispanos se vio ampliamente desbordada, no fue en vano. Gracias a ello los historiadores y los divulgadores del patrimonio contamos con unos documentos que nos ofrecen una foto fija de esas poblaciones, en este caso Ojén, de mediados del siglo XVIII.


Y entre los documentos escritos se encuentra uno de carácter gráfico de gran valor. Un dibujo de Ojén que data de 1752. Una imagen del pueblo realizada por un dibujante que vamos a pasar a presentar y comentar, como hemos hecho con otros pueblos de la Sierra de las Nieves. Y es curioso, porque después de mirar y remirar muchas de estas representaciones, nos hemos dado cuenta de que quienes realizaron los dibujos de Istán y de Ojén, fueron la misma persona. Son similares las grafías, las formas de representar edificios, la vegetación….

 

 


Imagen de Ojén en el Catastro de Ensenada
(Archivo Histórico Provincial de Granada)
 

En primer lugar vemos como el plano tiene una orientación respecto a las coordenadas N-S, E-O. El dibujo está realizado respetando, mínimamente, la orientación norte sur. Y ello lo recoge el dibujante claramente en el plano, como podemos ver. Hacia la parte derecha superior aparece el nombre del pueblo, Oxén, que es recogido con grafía antigua.


En segundo lugar apreciamos la sencillez con la que el dibujante elabora los elementos compositivos del pueblo. Una sencillez casi infantil cuyo origen sospechamos se debe a dos factores: la falta de pericia del dibujante y, quizás, la premura con la que se tuvo que hacer la representación. También es de destacar la planitud y la frontalidad que muestra el dibujo, casi carente de perspectiva, lo que nos recuerda a las representaciones egipcias y de otras culturas antiguas. No obstante, es cierto que algunas representaciones de otras poblaciones del Catastro de Ensenada son auténticas joyas. Aún así, en Ojén, el dibujante perfiló en un papel y a plumilla, a mano alzada, todos los elementos que consideraba importantes a la hora de captar la esencia del pueblo. Y en muchas representaciones esos elementos son coincidentes: una fortaleza, la iglesia, el casco urbano, algunas infraestructuras como caminos o puentes, algunos cauces fluviales, edificios de interés como molinos (no es el caso de Ojén, a pesar de tener en estas fechas varios molinos harineros) y otros elementos.


En el caso de Ojén, y sin perder de vista la bellísima representación de Van der Wyngaerde que contenía al pueblo y su entorno, observamos algunos elementos que han identificado al pueblo desde hace muchos siglos y que en gran medida han pervivido y lo siguen identificando, formando parte de la esencia del pueblo.


En cota dominante el dibujante recoge el Castillo de Solís, que forma parte del escudo de Ojén, representándolo con una torre rematada por merlones, que se presenta medio derruida, para mostrar su deterioro, y compuesta a base de sillares. La representación, que por supuesto es ideal, no es fiel a lo que en aquellos tiempos sería la fortaleza ojeneta, muy bien estudiada por el investigador y natural de Ojén Alfonso Sánchez Mairena, gracias al cual conocemos bastante bien su historia, su disposición y los elementos que la componían. Lo del empleo de sillares, que también vemos en el resto de las edificaciones, es un invento, una licencia del artista. Todos estos edificios se construyeron en mampostería o, a lo más, sillarejo, a excepción de la portada de la iglesia de Ojén, como veremos. El incluir una torre o un elemento poliorcético muy simplificado en el lugar donde había una fortaleza o un elemento fortificado más complejo, es un recurso recurrente en las representaciones del Castastro de Ensenada para no tener que pararse en demasiados detalles, motivado por las prisas de los trabajos.

 

 Detalle de la representación del Castillo de Solís
(Archivo Histórico Provincial de Granada)


Sabemos que para estas fechas, aunque el Castillo de Solís estaba bastante degradado a lo que su arquitectura se refiere, conservaba mal que bien todos los elementos compositivos que lo caracterizaban: la muralla, que dibujaba un pentágono, con dos torres de planta circular, a lo que se sumaban otras edificaciones internas, como una construcción de planta rectangular en uno de los extremos y parte de una torre de planta cuadrangular que se ubicaba hacia la parte central del recinto. En la representación de Van der Wyngaerde se aprecian todos estos detalles.

 

Planta del Castillo de Solís según Sánchez Mairena 


 

 

Maqueta del Castillo de Solís 

(Maqueta realizada por Gabriel Valencia Reina,

reconstrucción un tanto ideal)

 

 


Foto aérea del Castillo de Solís de lo años ´70

(Portal REDIAM CICA)


  En la actualidad los restos de esta fortaleza corren un grave riesgo de desaparición, pues se encuentran en un estado de ruina muy grave y las administraciones no actúan para combatir ese deterioro. Una verdadera lástima que lo que queda de esta fortaleza no haya sido restaurado y puesto en valor.

 

 Foto de la torre noroeste en los años ´90 

(Fuente: Informe definitivo de la documentación intensiva sistemática del Castillo de Ojén (Málaga). Sebastián Fernández López. Anuario Arqueológico de Andalucía. 94.III)


Parte de la cerca con una torre hacia los años ´80

(Archivo Diputación Provincial de Málaga)

 



Estado actual del Castillo de Solís

 

Siguiendo con nuestro tema, no pasa desapercibido que justo a los pies del castillo se recoge un cauce fluvial, esbozado con unas líneas curvas y temblorosas que atraviesan todo el dibujo de arria abajo, saliendo incluso del plano. Se trata del río Almadán, atravesado por lo que parecen dos puentes conformados por un arco de medio punto, posiblemente realizados en ladrillo de barro cocido. El superior aparece dibujado completamente en negro, mientras el inferior aparece “construido” con sillares o ladrillos de barro cocido. El río Almadán nace de las entrañas de Sierra Blanca en un lugar conocido como El Nacimiento. Este río es uno de los motivos del nacimiento, existencia y perviviencia de Ojén, pues antiguamente suponía el necesario recurso hídrico para regar la huerta ojeneta y abastecer al pueblo y todas sus necesidades. Incluso es el que nutre la fuente de los Chorros, situada junto a la iglesia y que no aparece reflejada en el plano. 

 

 

Detalle de la representación del río Almadán
(Archivo Histórico Provincial de Granada)


Y en gran medida a esta surgencia, parida por Sierra Blanca, le debemos gran parte del carácter del pueblo Ojén, que se asienta sobre varias plataformas o terrazas de travertino. Se trata de un tipo de roca sedimentaria, parcialmente biogénica, que se va formando por depósitos de carbonato cálcico. La roca caliza, que se disuelve por la erosión, en ocasiones acaba depositando sus partículas en los entornos de los manantiales, formando este tipo de rocas, que son porosas y muy ligeras. De tal modo, toda la muela que conforma la plataforma donde se asienta el Castillo de Solís, es de travertino, donde, en una época aún incierta, se realizaron las famosas Cuevas de Ojén, que son de carácter artificial en las que aún se aprecia la huella de los cinceles y de las herramientas de piedra en sus paredes. Igualmente parte del casco urbano antiguo y de la zona de las huertas se asientan sobre varias plataformas compuestas en parte sobre travertinos.

 

 Cuevas de Ojén

 


No muy lejos de Ojén se encuentran también los travertinos de Puerto Rico, donde hubieron varias cuevas que se emplearon como enterramientos hacia la época neolítica. Y el caso de Ojén no es único en la Sierra de las Nieves. En pueblos como Casarabonela y Yunquera observamos similares circunstancias tanto en el entorno urbano como en las zonas de huertas. Y en el caso morisco y su fortaleza, casi calcado al caso de Ojén, dado que el Castillo de Casarabonela se asienta también sobre una gran mole de travertino. A esta impresionante fortaleza también dedicamos una entrada en este blog http://airesdemonda.blogspot.com/2024/03/el-castillo-que-broto-del-agua-la.html . Y ya puestos, no nos podemos olvidar de la aldea de Jorox, perteneciente a Alozaina, ubicada netamente sobre travertinos e insertada en unos paisajes muy singulares.


Volviendo a Ojén y para rematar el tema de los travertinos, señalar que en el paraje del Chifle, por encima del municipio, podemos ver algunos afloramientos en formación junto a los barrancos, a las cascadas y a las viejas acequias, a la vez de disfrutar de un bello y tranquilo paseo por un entorno de gran biodiversidad desde el que podemos contemplar unas fantásticas panorámicas del pueblo y del litoral.


Las aguas del Almadán tenían otros usos. Canalizadas a través de acequias que atravesaban el pueblo, alimentaba los rodeznos de varios molinos harineros que se ubicaban en su cauce y en sus proximidades. Estos molinos transformaban en harina panificable los cereales que los ojenetos sembraban en sus pequeñas tierras de labor. Hasta hace muy poco, relativamente, esas aguas estuvieron moviendo la turbina pelton del molino del aceite, actual museo. Y es que este molino de aceite era originalmente un molino harinero de dos paradas o rodeznos en cuya zona superior tenía una balsa para acumular el agua que luego emplearía para mover los mecanismos para la molturación. Como decía anteriormente, el tema de los molinos harineros de Ojén ya fue objeto de este blog en: Los molinos hidráulicos harineros de Ojén y el museo “El Molino de Aceite de Ojén”, un edificio singular (http://airesdemonda.blogspot.com/2019/05/los-molinos-hidraulicos-harineros-de.html ).

 

Uno de los viejos molinos harineros del Almadán

 


Y seguramente esas aguas se usaron también para dar vida a otros ingenios hidráulicos, como algún que otro batán. No descartamos tampoco que se empleara en las fábricas de aguardiente, producto de Ojén que alcanzó, como todos bien sabemos, una merecida fama mundial y que ha sido objeto de muchos estudios y publicaciones, entre las que destacamos El aguardiente de Ojén. Historia y leyenda, de José Bernal Gutiérrez (https://www.librerialuces.com/es/libro/el-aguardiente-de-ojen_498204 ).



De vuelta al plano y al tema de los puentes, el superior, quizás se encontraría en lo que es hoy la carretera A 7103, a los pies del castillo. Y el otro, algo más abajo, en una ubicación hoy indeterminada. En todo caso, serían puentes de escasa entidad y quizás muy similares al que se ubica sobre el arroyo del Tejar, en el camino de la Mairena. No quiero dejar de apuntar que en el caso del puente superior a lo mejor el dibujante no ha querido representar un puente, sino el nacimiento del Almadán. 

 

Detalle de un puente sobre el río Almadán
 (Archivo Histórico Provincial de Granada) 
 
El puente del Tejar

Pero, continuemos con otro de los edificios de interés y más significativos, sino el que más. La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. Este templo se había levantado en el primer decenio del siglo XVI, aprovechando la ubicación de la mezquita y quizás parte de su estructura. Esta iglesia ha pasado por muchos avatares. Fue incendiada a finales del siglo XVI en el contexto de la rebelión de los moriscos y posteriormente reconstruida. En el siglo XVIII fue objeto de varias reformas en la zona del presbiterio y en las capillas. Y en el siglo XXI se ha restaurado la cubierta del presbiterio y se han realizado otros arreglos. El edificio que nos ha llegado hasta hoy día, el más antiguo de Ojén, ha sufrido muchas modificaciones y restauraciones a lo largo de más de medio milenio.

 

 La iglesia de Ojén
(Archivo Histórico Provincial de Granada)


Si nos centramos en el dibujo, casi en el centro de la composición y en tamaño notablemente mayor, nos encontramos con este singular templo cristiano. Al igual que con la fortaleza, el dibujante realiza un dibujo ideal, pero donde recoge los elementos principales del templo. Su única nave y la torre. Pero los elementos no están en su sitio. Veamos.


Su nave, de planta rectangular, recibe una cubierta a dos aguas, que iría revestida de tejas. Uno de sus extremos se remata con una veleta que apunta a levante sobre la que se alza una pequeña cruz. El dibujante plasma la nave de la iglesia con sillares, cuando sabemos que ésta era de mampostería, salvo la portada principal. Aquí puede pasar dos cosas. Por un lado, que el dibujante se tomara una licencia artística y que representara el templo a base de sillares. Por otra parte, no olvidemos que en el siglo XVIII muchas construcciones importantes se “pintaban”. Fue el siglo de la “arquitectura del color”. Esto es, sus fachadas se decoraban con elementos constructivos, vegetales, figurativos… sobre todo las construcciones más destacadas como iglesias, viviendas de familias más pudientes… En Málaga podemos ver todavía algunos ejemplos de esas arquitecturas pintadas, que afortunadamente han sobrevivido al cáncer especulador del ladrillo. En todos los pueblos de la Sierra de las Nieves hay, o había, restos de ellas, pero en menores medidas que en la ciudad del Guadalmedina. En su momento y en su lugar planteé el valor de la arquitectura popular de las Sierra de las Nieves y la necesidad de recuperar esa arquitectura pintada para proponer una ruta de la “arquitectura del color”. Propuesta que ni siquiera fue atendida... Volviendo a Ojén, en este caso, a lo mejor, el templo ojeneto se encontraba decorado con dibujos que imitaban un despiece de sillares, algo bastante común en la época. Sólo un análisis de los paramentos, si no han sido picados y restituidos en tiempos recientes, nos podría sacar de dudas.


Otros dos elementos que vemos en la nave del templo son dos vanos con grandes puertas de madera bajo arcos de medio punto con dovelas de piedra. Se trata de la puerta principal, la que todos conocemos, y de la lateral que da al Paseo de Ojén. Ambas se insertan en un paño de sillares perfectamente labrados en roca. En la fachada principal, parece que los sillares se emplean en todo el espacio, habiéndose enlucido la zona del frontón. En la lateral, sólo se circunscribe al espacio de la puerta. Y ambas, curiosamente, se muestran en el dibujo entreabiertas, como invitándonos a entrar. La principal está bien situada a los pies del templo, pero la lateral no. Correspondería su ubicación en el otro lado largo de la nave, en el Paseo de Ojén, pero se muestra orientada a la fuente de los Chorros. No sabemos si fue un error del dibujante o que simple y llanamente quisiera recogerlo de esta manera para mostrar que el templo tenía dos entradas.


Un elemento que no se recoge de forma diferenciada en el dibujo, bien por la falta de pericia del dibujante, bien porque en ese momento no existía, es el presbiterio, en la cabecera del templo. Este elemento, hoy día, lo encontramos en el extremo opuesto de la entrada, que es de mayor altura que la nave y con tejado a cuatro aguas.


En la fachada principal observamos varios detalles. Sobre la puerta principal hay dos figuras oscuras, que parecen cerraduras de llaves antiguas, que podrían ser dos pequeños vanos rematados por arcos o algunos elementos heráldicos relacionados con el obispado. En el centro del frontón se inserta un vano cuadrado. Alrededor de estos elementos aparecen unos puntos negros. Podría tratarse de las huellas de los mechinales, unos huecos que dejaban los antiguos andamios de madera tras ser retirados. Esa puerta tiene grabados varios detalles que suelen pasar muy, pero que muy desapercibidos. Encontramos letras, una casa y otros elementos. En otra puerta interior también observamos otros grabados. Su datación no es muy antigua. No son más viejos que las propias puertas.

 

 
 Detalle del grabado de una casa en la puerta de la iglesia de Ojén.
He resaltado los trazos con amarillo para que se vea mejor.

 


Hoy día sobre la puerta se ubica un escudo, seguramente de algún obispo, y sobre él, una ventana cuadrada. Más arriba, el reloj y sobre él, una cruz. Rematando el frontón y ya sobre la cubierta, nos encontramos con una pequeña espadaña metálica sobre la que cuelga una pequeña cruz.

 


 Escudo sobre la puerta de la iglesia de la Encarnación



Otro de los elementos definitorios y característicos de este templo es su torre campanario, situada junto a la entrada principal. En el dibujo se refleja una torre con varios cuerpos rematada por un campanario cubierto por un tejado piramidal sobre el que descansa una veleta de las mismas características y orientación que la que se ubica sobre el presbiterio. No quiero dejar de apuntar que son idénticas a la del dibujo de la iglesia de San Miguel de Istán del Catastro de Ensenada. Pero curiosamente no recoge los dos vanos rematados por arcos de medio punto, que contiene cada una de sus caras. No sabemos si fue por falta de pericia o porque sus característicos vanos rematados con arcos son posteriores. Mucho se ha especulado con esta torre campanario, señalándose su posible origen como alminar. Cosa que ni desmentimos ni afirmamos. Se saldría de dudas con una excavación arqueológica.


Esta torre, en su frontal, recibió a finales de los años treinta o principios de los cuarenta, la Cruz de los Caídos. Se trataba de un monumento que se erigió en todas las poblaciones de España y que rendía homenaje a los muertos durante la Guerra Civil que habían apoyado al dictador Francisco Franco. Durante la Transición esta cruz se llevó a otra ubicación -desconozco cual- y en su lugar se colocó una placa con unos versos de Antonio Machado, España en Paz. En mi opinión, algo más acertado:

 

 

España en paz


Si quieres conocer un poco más la historia de la iglesia de la Encarnación de Ojén y sus detalles, te animo a que visites el blog Viajeros en Corto, donde se hace un buen análisis del templo: https://viajerosencortomalaga.com/076005001c03t06.html


En el plano aparecen varias casas, varias viviendas que reflejaría el casco urbano en aquella época. Todas tienen la misma disposición y orientación. Planta rectangular, cubierta a dos aguas pero sin plasmar las tejas y muros con sillares. Como hemos dicho, esto sería una licencia del autor dado que las casas en nuestra zona se hacían con mampostería. Pero de ellas llama la atención un detalle. Las hay más grandes y las hay más pequeñas. Y las grandes, no por casualidad, se encuentran en torno a la iglesia. Esto viene siendo más o menos común a los pueblos de la Sierra de las Nieves y de otras zonas de nuestro territorio. Y es que alrededor de las plazas se ubicaban los edificios que representaban los tres poderes: las iglesias, el poder religiosos; los ayuntamientos, el poder político; y las viviendas de las familias adineradas, el poder económico. Desconocemos el carácter de estos edificios que destacan por su mayor volumen, pero por ahí debe de andar la cosa. 

 

Algunas de las viviendas de Ojén
 (Archivo Histórico Provincial de Granada)


Continuamos con otros elementos, como la vegetación. Aparecen algunos árboles, posiblemente frutales. Era común en estos pueblos y hasta no hace tanto tiempo, que existieran pequeños huertos urbanos. El dibujo de estos árboles también es muy similar a los del dibujo del Catastro de Ensenada de Istán.


En último lugar, vemos rodeando a los edificios una mancha gris informe. Seguramente se trata del relieve de las sierras que envuelven a Ojén y que el dibujante recogió de esta simple manera.


Y ¿No echas nada más de menos? Mira bien ¿Has mirado bien? Efectivamente. No aparece nadie. No aparece gente. En ninguno de los dibujos de los pueblos del Catastro de Ensenada -que he mirado muchos pero no todos- no aparece gente ni de casualidad. Ni para adornar. Sin embargo, en el de Van den Wyngaerde si que aparecen algunos personajes, un labrador y varias personas transitando por los caminos.


Tampoco aparecen otros elementos tan jonetos como son las eras, la fuente de los Chorros, el cementerio o los molinos harineros. En el caso del cementerio, el de Ojén es del siglo XIX. Hasta esas fechas la gente recibía sepultura bajo la iglesia o en sus alrededores inmediatos. En el caso de los molinos harineros, para estas fechas sabemos que había varios, pero por lo que sea, no se han definido en el dibujo. Las eras y la fuente de los Chorros es posible que fueran posteriores.

 

 

 

Bueno. Pues hasta aquí hemos llegado. Espero que no se me haya quedado nada en el tintero. Un saludo y hasta la próxima.

 

 

(c) Diego Javier Sánchez Guerra.