jueves, 4 de marzo de 2021

CASARABONELA, LA SIERRA DE LAS NIEVES Y EL VALLE DEL GUADALHORCE SEGÚN UN PLANO DEL PÁRROCO DE CASARABONELA, ANTONIO GARCÍA DONOSO (1780). PARTE I

 

A mediados del siglo XVIII surge el movimiento ilustrado, que abarca hasta los primeros decenios de la siguiente centuria y que es conocido comúnmente como Siglo de las Luces. Fue un movimiento de carácter social y cultural que tuvo en Alemania, Inglaterra y Francia los mayores focos de actividad e inspiró profundos cambios culturales y sociales, entre los cuales se encuentra uno trascendental: la Revolución Francesa. Se trata, en definitiva, de un “movimiento filosófico y cultural del siglo XVIII que acentúa el predomino de la razón humana y la creencia en el progreso” según la RAE, y que motivó profundos cambios históricos y sociales.

Es una época de estudios, investigación, descubrimientos…Incluso en España existió un importante movimiento ilustrado, a pesar de que coincidió con una profunda decadencia económica, política, social…, en el que se crearon reales academias (Lengua, Historia, Medicina…) y se llevaron a cabo una serie de trabajos científicos, técnicos… en diferentes campos (medicina, botánica, geografía, historia…). Fueron muchísimos trabajos los que se empezaron en distintos campos, unos se finalizaron, otros se quedaron a medias, unos se publicaron y otros no, muchos se perdieron… Uno de los casos de uno de esos trabajos lo tenemos en la obra no finalizada ni publicada de Tomas López de Vargas Machuca, pero que generó una enorme documentación manuscrita: “Geografía Histórica de España”. Documentación, por otra parte, que empleó para la elaboración de otras de sus famosas obras, el “Atlas Geográfico de España” .

 

El mapa de Tomás López

Para recabar datos para su trabajo dirigió un cuestionario a todos los rincones del país. En unos lugares ignoran sus peticiones, en otros le contestan aportando algunos datos y en otros incluso se explayan más ofreciendo información e incluso aportando algunos dibujos, como es el caso de párroco de El Burgo, Francisco Martínez Riscos, que en 1781 realiza varios croquis de la zona -uno de ellos analizado y publicado en AREADOC  por el profesor José Pino Díaz- para remitirlos a Tomás López, junto con otras informaciones.

El documento que tratamos se conserva en la Biblioteca Nacional y es de libre acceso. Lo he empleado, junto con otros dibujos y planos antiguos, para mi estudio sobre los pozos de nieve y el trabajo de los neveros en la Sierra de las Nieves. Recomiendo la visita virtual a esta fuente de saber y conocimiento que es la Biblioteca Nacional porque alberga una gran cantidad de libros y manuscritos digitalizados que se pueden descargar libremente, unas verdaderas joyas de la historia de nuestro país.

Pero entremos en materia.

El dibujo de Antonio García Donoso

En la parte superior del dibujo, en el centro, aparece esbozada la Villa de Casarabonela, marcándose una serie de elementos de interés, con sus sierras al fondo, que pasaremos a detallar en breve. Alrededor del dibujo se articulan una serie de párrafos y textos que nos hablan de la situación de determinadas poblaciones (Yunquera, Tolox, Monda, Cártama, Pizarra…), cortijos y accidentes geográficos de sumo interés para entender la concepción del espacio en aquella época. El autor esboza también los ríos principales del lugar y relata los cultivos más significados de cada zona, a veces incluso realizando algunos sencillos dibujos.

Por otra parte, como veremos, el documento es de sumo interés en lo que a toponimia se refiere y a otras importantes informaciones como la existencia de molinos (, determinados cultivos, las distancias entre poblaciones… y el cambio climático: se habla de las nieves de Yunquera, de sus pinsapos, mejor dicho, de la abundancia de sus pinsapos,… y de los pinsapos de Casarabonela.

Casarabonela según el dibujo de García Donoso

En lo que respecta Casarabonela, nos encontramos un dibujo de tendencia cuadrangular sobre el que aparece unas pequeñas prominencias, una serie de colinas rematadas por una cruz con la leyenda Cierra de la Cruz Alta. Entre esta sierra y lo que es el pueblo aparece un punteado que representan cultivos de viñas, como era bastante común en el pie de monte serrano malagueño. Viñas cuyo producto en forma de pasas encontraba una salida en el mercado internacional teniendo como puerto principal de exportación el de la bulliciosa ciudad de Málaga.

La "Cierra de la Cruz Alta"

Debajo de los cultivos de viñas citados vemos el casco urbano y las huertas de Casarabonela, cruzados por dos cauces (cauz es el nombre que aparece en el dibujo), representados por unas líneas zigzagueantes y descendentes. El de la izquierda, a medida que baja, se desdobla para alimentar otros espacios de regadío y otros molinos. En la mitad superior del cuadrado apreciamos, arriba a la izquierda, la fortaleza de Qasr-Bonayra, que aparece marcado con la palabra castillo y rodeada de “guertas”; a la derecha, un espacio despejado, la plaza, que también aparece nombrada con ese término. Pero no se dibuja la iglesia ni otros edificios relevantes, no obstante, por debajo del castillo y casi ilegible, se inserta la leyenda “Iglecia”, justo por encima de un molino de aceite. Si se esboza, en cambio, el caserío, representado por muchas viviendas con forma de V invertida con la leyenda “esta figura son casas”. En el centro del cuadrado encontramos la leyenda “800 vecinos”, que, si multiplicamos por cuatro, nos sale 3.200 habitantes, que sería la población aproximada de Casarabonela a finales del siglo XVIII. Debajo del casco urbano aparecen las “guertas”, los espacios de regadío, esos vergeles que tiene Casarabonela a sus pies, representadas con unas frondosas arboledas.

El caserío de Casarabonela

Abajo del todo vemos una figura con forma de arco, se trata del puente del arroyo Buifarán. Por encima de éste vemos la leyenda “calzada o subida”, haciendo referencia a uno de los caminos de acceso a la población. 

El puente del arroyo Buifarán

 

Tanto por el casco urbano como por la zona de huertas observamos una serie de círculos, unos con un punto en el centro y otros con una raya cruzada. Se trata de molinos harineros los primeros y de aceite los segundos. Contabilizamos once de harina y cinco de aceite, lo que nos casa con lo que viene recogido en el Catastro de Ensenada de Casarabonela de 1752. Los de harina eran hidráulicos y los de aceite, sólo algunos. Como dato curioso señalar, en relación a una entrada anterior en este blog sobre una imagen de Casarabonela en el Catastro de Ensenada en el que aparecía un molino harinero poco más abajo del castillo, que en este dibujo encontramos uno de aceite. Esta cuestión puede explicarse o por un error del dibujante o porque el molino hubiera cambiado de molturar cereal a moler aceitunas. La cuestión molinera nos vuelve a poner de relevancia la importancia de los cultivos cerealísticos y de olivar, a la que sumamos la vid, como podemos ver por dibujos y referencias. Se trata de la trilogía mediterránea que hunde sus raíces en tiempos romanos. 

Acequias y conductos de agua que cruzan el pueblo
alimentando numerosos molinos

 

En la misma representación de Casarabonela encontramos otras leyendas que hacen referencia a fuentes, edificios…así, por ejemplo, abajo, a la derecha del cuadrado que ciñe al pueblo, nos encontramos con la “fuente del Oro”, nos encontramos con la palabra “molino” y “molino de azeyte”, y en la parte derecha, entre las casas y el espacio de huerta, la leyenda “hermita”. Por la posición debe corresponderse con la ermita de la Vera Cruz, que tiene sus orígenes en el siglo XVI, levantada posiblemente sobre el lugar que ocupaba una vieja mezquita. En los años en los que se hizo este dibujo ya debía tener su aspecto actual. Hoy día es sede de la “Divina Pastora” o “Virgen de los Rondeles”.

"Hermita"

 

Junto a la plaza nos encontramos con el “camino de Ronda” que debía ser la vía que a través de El Burgo, conducía a la famosa ciudad del Tajo. Y poco más arriba nos encontramos la siguiente leyenda: “Fuente de Jarea" se hace el cauz qe pasa por medio del pueblo”. Esa fuente de la Jarea aparace en documentación antigua como Xarea, procedente de sa ´ria, espacio a cielo abierto que usaban los musulmanes para actos religiosos. La toponimia de esa fuente nos está hablando de un antiguo uso del lugar por una civilización ya desaparecida pero que se mantiene viva, en parte, en la toponimia.  Ese cauz o acequia que pasa por en medio del pueblo debe de corresponderse, por su ubicación, al Salto de la Chorrera que, como decíamos en una entrada anterior, movía las piedras de varios molinos y alimentaba las huertas, discurriendo un camino paralelo a él. Si seguimos el camino de Ronda, que asciende por la “calzada romana”, nos encontramos otros topónimos y fuentes, como “fuente quebrada”, “fuente …..” y “puerto martinez”.

Camino de Ronda

 

Por encima del caserío de Casarabonela y del cerro de la Cruz Alta, se levanta el macizo de Sierra Prieta, antiguamente conocido por Xaunxa, según el libro de apeo del pueblo morisco. Dicha sierra se dibuja con trazos rápidos asemejando un relieve anguloso en el que encontramos varias leyendas y una de ellas de sumo interés: “todo esta por detrás de Chancha montes y pinsapares”. En primer lugar, vemos como a finales del siglo XVIII Sierra Prieta era conocida por un topónimo que tenía origen andalusí, eso sí, ya evolucionado de Xaunxa a Chancha. Lo que no sabemos es en que momento y porqué motivo empieza a denominarse el lugar con el término de Sierra Prieta. En segundo lugar, se conocen algunos pinsapos en la cara norte de Sierra Prieta, que gozan de buena salud a pesar del cambio climático, y este documento nos traslada su existencia en una fecha en la que las temperaturas eran más bajas. Debía haber bastantes, a juzgar por el término empleado, “pinsapares”. El contraste en el documento lo ofrece la representación de la “cierra de la nieve” donde hay “muchos pinsapos”

Siera Prieta / Chancha

 

Bosquetes de pinsapos siguen conservándose en algunos lugares de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves. Tenemos los ejemplos del hermosísimo pinsapar del Pozuelo, entre Ojén y Monda, arraigado a la caliza Sierra de Canucha, o el de la Sepultura, aferrado en un afloramiento de peridotitas de Monda en el paraje de Moratán.

 

En una próxima entrada pasaremos a comentar el resto de elementos de esta imagen, que son de notable interés.

 

Diego Javier Sánchez Guerra.

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario