viernes, 13 de octubre de 2017

DE NUEVO SOBRE LA CALZADA ROMANA DE MONDA. UNA PROPUESTA PARA SU RECUPERACIÓN Y PUESTA EN VALOR


Una de las primeras entradas que redacté para este blog, allá por los primeros meses de 2010, trataba sobre la calzada romana de Monda. De eso hace ya poco más de siete años.Mucho ha llovido desde entonces. Incluso ha nevado. Tras nuevas lecturas y múltiples visitas a este singular monumento así como tras la última limpieza y consolidación realizada por el Ayuntamiento de Monda, he creído necesario volver sobre ella para ampliar la información de que disponemos -sobre todo gráfica- para desvelar sus valores históricos y socio-culturales, y para proponer una serie de actuaciones y medidas que vayan encaminadas a su restauración, salvaguarda y puesta en valor. Y de eso va este post.

DE NUEVO SOBRE LA CALZADA ROMANA DE MONDA. 
UNA PROPUESTA PARA SU RECUPERACIÓN Y PUESTA EN VALOR

   
  


I. INTRODUCCIÓN GEOGRÁFICA E HISTÓRICA

II. VALORES Y SIGNIFICADOS DE LA CALZADA ROMANA DE MONDA

III. PROPUESTA PARA UNA ACTUACIÓN DE RECUPERACIÓN DE LA CALZADA ROMANA DE MONDA 

   El viario hispano-romano
   La calzada romana de Monda
   Propuesta de actuación

IV. CONCLUSIONES

V. BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS



I. INTRODUCCIÓN GEOGRÁFICA E HISTÓRICA

El municipio de Monda está situado a unos 337 metros de altura y su término municipal tiene unos 58,11 kilómetros cuadrados, parte del cual se encuentra integrado en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Junto a otros ocho municipios forma la Comarca de la Sierra de las Nieves, que se ubica entre la del Guadalhorce, la de la Serranía de Ronda y el litoral Marbellí. En 1971 Monda, dada su ya perdida belleza arquitectónica y su inclusión en un entorno natural tan privilegiado, fue declarado Paraje Pintoresco por el Ministerio de Educación y Ciencia, figura que con la Ley de Patrimonio de 1985 pasaría a convertirse en BIC con la categoría de Sitio Histórico.

Además de su pertenencia al mencionado Parque Natural, Monda forma parte de la Reserva de la Biosfera de la Sierra de las Nieves, declarada como tal por la UNESCO en 1995. Este espacio atesora unos grandes valores ambientales y naturales donde especies como la cabra montés o el pinsapo -entre otras menos conocidas pero no menos importantes- representan un enorme capital ecológico.

Otro elemento de singular importancia en este espacio de grandes valores naturales es la geología; existen importantes formaciones compuestas por rocas peridotitas que poseen un alto contenido de metales pesados y que han sido explotadas por el ser humano desde épocas remotas.

La orografía de Monda es muy variada; hacia el Sur, en dirección al litoral marbellí, y hacia el Oeste, en dirección a los parajes de Moratán y Bornoque (ya dentro del Parque Natural), se localizan los mayores relieves montañosos, rondando algunas cimas los mil metros. Destacan las Sierras de Alpujata y Sierra Canucha, que forma parte de Sierra Blanca. Hacia el Norte y el Este los relieves se van atenuando y aparecen cerros de poca altitud, lomas poco pronunciadas y algunos pequeños valles, tierras más aptas para el cultivo.

En materia fluvial la zona de Monda se integra en la cuenca hidrográfica de río Grande (subsidiario del río Guadalhorce), aunque su cauce no discurre por el término municipal. Sin embargo existen varios arroyos que desaguan en río Grande, como el arroyo Alcazarín y el Seco. Otros más pequeños son el arroyo del Rosal, el de la Lucía y el de Gaimón. La mayoría de sus cauces son estacionales y sufren un fuerte estiaje.    

La ubicación de la zona de Monda entre tres espacios de importantes dinámicas humanas y económicas como el valle del Guadalhorce, la Serranía de Ronda y el litoral marbellí, le ha proporcionado su carácter estratégico y de cruce de caminos ya desde tiempos remotos.

Aunque no se ha documentado asentamientos prehistóricos en su término municipal, si que se han hallado de forma casual o fortuita herramientas de piedra como hachas, azuelas, algunas herramientas de sílex e incluso un martillo de minero, muestra de la explotación de los metales en época ya temprana.

De época ibérica apenas existen vestigios. La excavación arqueológica del castillo de Monda en 1989 descubrió algunos restos cerámicos de esta filiación fuera de contexto, sin que se llegara a localizar estructuras constructivas que pudieran asociarse a ese horizonte cultural.

A pesar de que durante muchos años se creyó que la batalla de Munda se libró en los entornos mondeños, esta hipótesis está ampliamente superada desde hace siglos. Sin embargo fue tal el debate que el nombre de Monda siempre estará ligado al de Munda. De la época de dominación romana sí se han localizado algunos restos cerámicos (fragmentos de terra sigillata, fragmentos de ánforas y cerámicas de almacenaje, trozos de ladrillos y tégulas…) en una zona muy próxima a la calzada romana de Monda y en relación al desarbolado de varias parcelas cuando se pretendía construir una carretera. Es posible que estos restos pudieran haber pertenecido a una villa o una pequeña mansio.

 A la civilización romana se le adjudica también la protagonista de  esta propuesta, la calzada romana de Monda. Pero sobre este tema volveremos más adelante.

Es en época medieval cuando más vestigios hallamos en el término municipal de Monda; es en este momento cuando surge Monda como asentamiento poblacional estable y junto a uno de sus mayores exponentes, el castillo de al-Mundat.

En la excavación arqueológica de 1989 la aparición de ciertos restos hizo que los arqueólogos plantearan la posibilidad de la existencia de un hisn con una pequeña fortaleza integrada en la revuelta de Ibn Hafsún. Tras su derrota la fortaleza fue desmantelada para, posteriormente, ser reconstruida en época taifa y almohade manteniendo su actividad militar hasta época nazarí. En 1485 y ante el avance de las tropas cristianas, la población se rindió y se entregó pacíficamente a los castellanos. En 1489 los Reyes Católicos, en previsión de posibles levantamientos, mandaron derribar decenas de fortalezas, entre ellas la de al-Mundat.

El castillo de Monda no es el único vestigio islámico en el término municipal de Monda. Existen numerosos asentamientos como el llano del Concejo, el despoblado de Guájar o el de los Villares, la Torrecilla, Cerrito Poleo, Hasnalmenqueire, la fortaleza de la Teja (que comparte con Tolox) o la fortaleza del Castillejo (que comparte con Ojén y Coín), la almadraba del Tejar o ciertos espacios de regadío… Todos estos restos nos hablan de una intensa ocupación humana del medio en época medieval.

Tras su entrega pacífica a los cristianos, la villa Monda pasa a depender de Málaga y posteriormente del marqués de Villena. La población morisca fue desalojada tras la revuelta de 1569 y  las tierras y propiedades se repartieron entre familias cristianas, como recoge su Libro de Apeo y Repartimiento.

Los nuevos habitantes trajeron su mundo cultural y religioso dejando una nueva impronta en el pueblo y en su entorno, pues se construyó la iglesia de Santiago sobre la vieja mezquita; proliferaron las pequeñas ermitas en los alrededores del pueblo cuyo máximo exponente es el altar Calvario y es ya en fecha bastante tardía, fines del XVIII o principios del XIX, cuando son construidos los tres molinos hidráulicos harineros en el paraje de Alpujata, junto a las huertas que siglos atrás crearon los musulmanes.




II. VALORES Y SIGNIFICADOS DE LA CALZADA ROMANA DE MONDA

En nuestro país el patrimonio cultural es un recurso de primer orden tanto para el desarrollo socio-cultural como para el desarrollo económico, a pesar de que sigue siendo un activo infrautilizado en muchos casos. Sólo en los últimos tiempos algunas ciudades están apostando por poner en valor parte de estos recursos con unos excelentes resultados como puede verse en la ciudad de Málaga, sin ir más lejos.

La propia Junta de Andalucía, consciente de la necesidad de romper con la estacionalidad en el sector turístico andaluz, está apostando por el patrimonio cultural y el medio ambiente promocionando en los mercados emisores de turistas los valores culturales y naturales de Andalucía.

Empero en el ámbito rural la cuestión es diferente dado que la conservación, recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural quedan aún muy lejos en comparación con las actuaciones que en la misma materia se desarrolla en las ciudades más turísticas de Andalucía y con las inversiones que en tal sentido realizan las distintas administraciones. Sin embargo en las zonas rurales existe un ingente patrimonio cultural que en la mayoría de los casos no es tan monumental como el de las ciudades, pero no menos importante e interesante y que a pesar de las leyes de protección existentes, no se frena su deterioro y su más que previsible futura desaparición. Es el caso de la calzada romana de Monda, aunque dentro de este municipio podríamos dar muchos otros ejemplos como los molinos moriscos de Alpujata, interesante ejemplo de industrias rurales que usaban el agua como fuerza motriz integrados en un equilibrado microcosmos de acequias, azudes, albercas y huertas y que se están desmoronando; la almadraba del Tejar, complejo alfarero con su pequeña presa ya prácticamente desaparecido, o las murallas y torres de la propia fortaleza de al-Mundat, en estado de seria ruina y de pérdida irrecuperable.

Volviendo a nuestro tema, la calzada romana de Monda se encuentra recogida en la base de datos del Patrimonio Inmueble de Andalucía (Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico – Consejería de Cultura) con el código 01290730011 y caracterización arqueológica. Encontramos información sobre ella en el libro Las vías romanas de Málaga (C. Gozalbes Cravioto) y en el Estudio Arqueo-Documental del Puente sobre el arroyo de la Teja de Monda (Málaga), que llevó a cabo la Delegación Provincial de Cultura en Málaga. Incluso en algunos planos de los siglos XVII, XVIII y XIX así como en un inventario de caminos de 1848 de Monda. Pero no mucho más.

Esta es la exigua descripción que en dicha base encontramos de la calzada romana de Monda donde existe un pequeño error, ya que hace referencia a que discurre hasta el cauce del arroyo de la Teja y sin embargo lo hace hasta el arroyo Alcazarín:

Se trata de un tramo de la calzada romana de Monda, se conserva el empedrado de la misma, así como diversas canalizaciones que transcurren bordeando su trazado. Se desarrolla desde la carretera Guaro-Monda, hasta el cauce del arroyo de la Teja, donde desaparece.

Nuestra calzada es un bien cultural en el que si no se realizan labores de consolidación o restauración, los agentes meteorológicos y sobretodo la presión humana –negligente en no pocas ocasiones- van a terminar haciéndola desaparecer por completo. Su uso como camino de arriería a lo largo de los siglos, quizás milenios, y su mantenimiento ha garantizado su supervivencia. Sin embargo el desuso está acabando con ella.

A pesar del nombre que popularmente recibe, calzada romana, lo cierto es que no está del todo claro su origen. Las opiniones de los autores son encontradas a falta de una investigación detallada, pero hay que advertir que en las inmediaciones aparecen materiales cerámicos romanos dispersos e igualmente existe una villa romana no muy lejos, la del Polvillar, en el municipio de Guaro y otras varias en el término de Coín… Y es que nos encontramos en una zona próxima a los ricos valles de los ríos Grande y Guadalhorce, ámbitos que en la Antigüedad se encontraban bastante romanizados.

La calzada romana de Monda es mucho más que un montón de piedras viejas pulidas por el uso y el trasiego de los años, melladas por los cascos de las bestias o bruñidas por las alpargatas de los campesinos, devoradas por la hierba y el olvido sin valor alguno como a mucha gente le puede parecer… Esta vía ha sido testigo mudo y directo a lo largo del devenir histórico de muchísimos acontecimientos memorables pero sobre todo, cotidianos y mundanales: como camino de arriería desde tiempo inmemorial posiblemente por él han sido transportados ciertos productos agrícolas en época romana como vino, aceite y cereal, hasta el bullicioso y comercial puerto de Málaga, donde presumiblemente embarcarían en dirección a destinos como Roma y otros puntos del Imperio.

Este camino también fue testigo de los múltiples ires y venires de la población mozárabe durante la revuelta de Omar Ibn Hafsún y fue laminado por la furia de los cascos de los caballos de las feroces tropas emirales que tomando la vía de la costa subían por el angosto camino junto al río Real de Ojén, pasando por Turrus Jusayn (Cerro Torrón), en dirección al valle del Guadalhorce para atacar poblaciones leales al rebelde como Dakwan (Coín) y Casr Bunayra (Casarabonela), en su imparable camino hacia la ciudad del maldito rebelde: Bobastro. Seguramente sería por esta vía, entre otras, por donde penetraría definitivamente la cultura islámica tras el fin de la rebelión hafsuní y la pacificación del territorio, y sería entrada también de los nuevos conocimientos técnicos y agrícolas que darían lugar a la creación de los nuevos espacios agrarios, de paisajes agrícolas hasta ese momento inéditos: las huertas, como las de Alpujata o la de los Huertos.

Esta calzada ha aguantado el peso de miles de serones a lomos de bestias cargadas con millones de arrobas de pasas que los campesinos nazaritas cultivaban y elaboraban en Monda y que llevaban por este camino al puerto de Málaga para su exportación a tierras lejanas del norte de Europa. Las tropas castellanas, durante la conquista del Reino Nazarí de Granada, utilizaron este camino para dirigirse a la toma de la vecina Coín tras pasar por Monda, adonde habían marchado poco antes y por esta misma vía los mercenarios Gomeres del castillo de al-Mundat al mando de Hamet El Zegrí para ayudar a su defensa, acontecimiento del que se conserva un bello romance fronterizo.




En este plano de 1570 ya aparece referenciado Monda, no así nuestro camino



En el siglo XVI continuó su intenso uso comercial y arriero pues algunos moriscos mondeños tenían varios molinos hidráulicos harineros en el río Pereilas, junto a Coín, en los que trabajaban, siendo éste el mismo camino que conducía a las tierras de labor de la Vega y a las productivas viñas de las lomas de Rozuelas desde hacía siglos. Durante la rebelión morisca, época de gran agitación social y revueltas en las zonas rurales, las tropas cristianas tomaron esta vía para dirigirse a apaciguar los focos de la revuelta y fue por éste y por otros caminos por donde, tras ser reestablecido el orden, llevaron a los moriscos a su doloroso y obligado exilio después de haberles arrebatado sus casas, sus tierras, sus pertenencias y sus vidas. Posiblemente fue por este camino por donde llegaron muchos de los repobladores cristianos cargados de ilusiones y esperanzas ante la nueva vida y oportunidades que les ofrecían, continuando el uso de la calzada como camino de arriería y vía que les seguía llevando a otras poblaciones vecinas u otros destinos lejanos, que les dirigía a los campos de labor, especialmente a las viñas mencionadas anteriormente, y por donde daban salida a sus productos agrícolas como ocurría desde hacía cientos de años.






En este plano de 1633 volvemos a encontrar Monda, pero sigue sin aparecer nuestro camino



Fue este el camino que tomaron en el siglo XVIII significados viajeros románticos, como el afamado Francis Carter en su periplo de Gibraltar a Málaga, y estudiosos como Pérez Bayer en sus indagaciones sobre acontecimientos históricos memorables tales como la batalla de Munda. Fue este el camino que llevó al Teniente Coronel de Ingenieros Domingo Belestá a Monda, comisionado por el gobierno para investigar, a instancias de la mismísima Sociedad de Anticuarios de Londres, sobre la mencionada batalla y del que se conserva un bello dibujo de Monda y sus entornos más inmediatos donde ya aparece nombrado como camino de Cohín.





Plano de la primera década del siglo XVIII donde ya aparece nuestro camino





Detalle del dibujo de Domingo Belestá de 1792 donde encontramos la calzada romana de Monda



A partir de estas fechas ya empezamos a encontrárnosla en la cartografía con más frecuencia. En la siguiente centuria los guerrilleros españoles y las tropas francesas se desplazaron por ésta y otras vías durante los duros años de la Guerra de Independencia, quedando muy maltrecha a causa de la guerra y del ir y venir de los soldados.





En este detalle del plano de Tomás López de 1795 observamos el camino que conduce de Coín a Monda y que baja hacia la costa pasando por Ojén.
Obsérvese que se trata del viejo camino, pues la ermita de Coín se encuentra a pie del mismo entre ambas poblaciones



Nuevamente volvió a ser esta calzada testigo silencioso del camino del exilio a tierras americanas de muchos campesinos mondeños después de que la crisis finisecular de finales del XIX acabara con el viñedo en el pie de monte malagueño, el medio de vida de los campesinos de estas zonas desde hacía más de medio milenio. Este funesto acontecimiento, además del destierro forzoso de miles de campesinos, rediseñaría los paisajes agrícolas con la expansión de cultivos como el olivo y el almendro. Fue este el camino que muchos hombres y mujeres del pueblo tomaron a diario para ir a trabajar a las fincas de la zona y ganarse el jornal; en la calzada romana de Monda resonaron las canciones y chismes de las muchas mujeres que bajaban con cuidado de no resbalar con sus relucientes cantos bruñidos por el paso del tiempo, al arroyo Alcazarín, otrora de aguas limpias y cristalinas, para llevar a cabo la ardua labor de lavar la ropa.




Plano de 1820 realizado por las fuerzas francesas en 1820 con fines
 militares donde se recogen distintas vías de comunicación, entre ellas la de Monda


Este plano de 1851 recoge el camino de Monda a Coín antes de 
que se realizara el nuevo camino






Detalle de un plano de 1879 donde nuestra calzada ya aparece con 
el nombre de Camino Viejo de Monda a Coín


La construcción del nuevo camino a Marbella hacia finales del sigo XIX y su transformación en carretera a principios del siglo XX (en los planos de fines del XIX aparece como Carretera de Marbella mientras que nuestra calzada se nomina Camino Viejo de Monda a Coín) no mermó su uso, pues el mulo y el burro continuaron siendo los principales medios de transporte y todavía, durante muchos años y con sonoro posticeo, siguieron desgastando con sus cascos herrados los viejos cantos rodados que pavimentan la calzada.






En este plano de 1901 ya encontramos en activo la carretera, mientra que nuestra calzada ni aparece en la imagen como camino




Durante la Guerra Civil volvió a ser la vía del exilio forzado para muchos, que hubieron de huir atropelladamente a la ciudad de Málaga ante la llegada de las tropas golpistas desde Marbella (recordemos como mil años antes algunas aceifas de las tropas emirales seguían un itinerario similar), buscando el camino de Almería, sin embargo sólo unos cuantos, los más avezados, lo consiguieron pues la mayoría hubo de darse la vuelta en Cártama ante la caída de la capital en manos de los rebeldes mientras que otros acabaron tristemente su huida en la confusión de una fosa común del malagueño cementerio de San Rafael. Tras la guerra comenzaría su paulatino declive a favor de la carretera nueva (hoy relegada a categoría de vieja al ser construida otra más nueva, la A- 355A), pero de forma lenta porque son muchos los mayores que recuerdan con nostalgia como en sus años mozos la acariciaban con sus polvorientas alpargatas de esparto (casi volaban sobre ella de lo ligero que iban, si hay que hacerles caso al pie de la letra) para dirigirse a Coín a vender serones, entre otros productos, y adquirir otros bienes que luego colocaban en el pueblo.

Andados los años los vecinos colindantes fueron cercando sus propiedades y cubrieron con hormigón parte del trazado que se encontraba en un estado completamente deplorable para facilitar el acceso con vehículos a motor, mientras que en otros tramos se levantaría sin miramientos para la introducción de una tubería de agua, provocando su parcial destrucción. Señalar, de paso, que estuvo a punto de ser destruida con la prevista construcción de la variante A-7100 que pretendía unir Monda con Guaro y que finalmente y por fortuna no se llegó a realizar, a pesar de que se llevaron a cabo ciertas expropiaciones y trabajos de desarbolado que desarraigaron un gran número de olivos centenarios dejando una horrible cicatriz en el paisaje que todavía perdura y que perdurará  por muchos años.


La calzada romana de Monda, este viejo y ajado camino testigo mudo de la Historia, sin un cuidado, sin trabajos de arreglo y mantenimiento, iría perdiendo su integridad, iría quedando invadida por las cercas vecinas, por la maleza, por los sedimentos que arrastran la lluvia hasta el estado que presenta hoy día de descuido y abandono. Si algún día las piedras de esta vieja calzada, que ha dado la bienvenida y la despedida a muchos, hablaran…

A pasar del tiempo transcurrido, de su uso continuado durante largos siglos, de su desgaste, se mantiene en un estado de conservación que podríamos calificar como aceptable. No obstante el riesgo de deterioro y destrucción es enorme.

Desvelados en parte sus múltiples significados y valores, en esta propuesta trataremos de describir sus elementos compositivos y de plantear propuestas para su restauración y puesta en valor, tanto para usos educativos y socio-culturales como turísticos y socio- económicos al objeto de darle nuevas funciones e impedir que este bien patrimonial pase a mejor vida.



III. PROPUESTA PARA UNA ACTUACIÓN DE RECUPERACIÓN DE LA CALZADA   ROMANA DE MONDA


Dentro de las diversas obras civiles romanas (puentes, acueductos, pantanos, basílicas…) nos encontramos con una de las más trascendentales para el desarrollo y perdurabilidad de esta civilización: las calzadas. Al igual que hoy día las autopistas, las vías marítimas y/o aéreas nos comunican con distintas partes del Mundo y sirven para el traslado de personas y mercancías, negocios, intereses… en la Antigüedad las calzadas romanas cumplían esa misma función. A través de ellas circulaban personas, productos comerciales, pero también ideas, cultos, técnicas, información… tratándose no sólo de un medio de comunicación sino también suponiendo un estímulo al desarrollo económico de primer orden, pues ponían en contacto con más efectividad los productos del campo con los mercados de la ciudad, produciéndose intercambios  en ambos ámbitos, lo que generaba dinámicas económicas y riqueza.

A través de las vías o calzadas se desplazaban las legiones que se dirigían a conquistar lejanos territorios o a mantener las tierras conquistadas. A través de ellas el Imperio se ponía en comunicación de punta a punta, percibiendo tributos e impuestos con más efectividad, haciéndose presente en cada rincón. A través de ellas circulaban influencias de civilizaciones lejanas, costumbres, creencias… de otros lugares diversificando y enriqueciendo las culturas.


El viario hispanorromano

Los romanos, conscientes del descomunal tamaño del Imperio, crearon una tupida red viaria (entre 85.000 y 90.000 kilómetros, según indican algunos autores) para controlar y mantener un efectivo y continuo contacto con sus provincias.



Principales vías del Imperio


Los estudiosos de la red viaria romana han tenido que recurrir a fuentes arqueológicas y documentales. Entre estas últimas se destacan algunas obras de la Antigüedad como el Itinerario de Antonino, realizado hacia el 280 a. de C. En esta obra se recoge un gran número de vías del Imperio, entre ellas más de treinta itinerarios corresponden a Hispania. Otro documento de gran valor para el estudio de la red viaria romana es el Anónimo de Rávena, donde se recopilan algunas rutas imperiales señalando las ciudades que atraviesan dichas rutas. La Tábula Petunginaria es otro documento de interés singular donde se reflejan las vías más importantes del Imperio. Por último señalar los Vasos de Vicarello, donde se marcan las ciudades que se encuentran en la ruta que discurre de Gades (Cádiz) a Roma, marcando las distancias que hay entre cada una de ellas.



Los Vasos de Vicarello

Sabemos que en Hispania existía varias rutas principales: la Vía Augustea o Vía Heraclea, que unía la antigua Cádiz con Roma describiendo un itinerario que discurría por la costa mediterránea pasando por ciudades como Carthago Nova (Cartagena) o Barcino (Barcelona), entre muchas otras; la Ruta de la Plata conectaba la baja Andalucía (Bética romana) con Galicia, pasando por ciudades como Emerita Augusta (Mérida); la Vía del Atlántico corría paralela a la de la Plata, solo que por Lusitania (Portugal) y más próxima a la costa; la Vía del Norte unía Tarraco (Tarragona) con Astorga (en León), pasando por ciudades como Caesaraugusta (Zaragoza) o Numantia (Numancia), creada con la finalidad de acceder a los metales preciosos de la zona de León. Otra ruta importante unía Zaragoza con Mérida. A partir de estas vías principales se desarrollaban a modo de una densa red capilar, miles de kilómetros de pequeñas calzadas y caminos secundarios que unían otros puntos de nuestra geografía, pequeñas poblaciones, villas, explotaciones agrícolas…



Principales vías romanas en Hispania



En lo relativo a la construcción de las calzadas y en muchos momentos fueron los mismos legionarios los que realizaban la obra, aunque no siempre. En múltiples ocasiones pléyades de obreros se dedicaban a construir estos viarios ya que se trataba de una obra de gran complejidad que requería tanto de obreros como de técnicos especializados. Trascendental información nos proporciona Vitrubio, uno de los arquitectos más conocidos de la Antigüedad que escribió Los diez libros de arquitectura a modo de guía arquitectónica, relacionando los elementos constructivos más importantes y la forma de usarlos adecuadamente en termas, acueductos, calzadas, villas… Su obra es una de las fuentes más importantes e imprescindibles para aproximarse al estudio de la construcción en época romana.


Antes de comenzar la construcción de la calzada los técnicos e ingenieros romanos la trazaban en el terreno mediante herramientas de precisión como la groma. Procuraban que las vías fueran lo más rectas posibles si el medio geográfico lo permitía. A continuación se excavaba una zanja que solía tener alrededor de un metro de profundidad a todo lo largo del camino que se iba a realizar. Estructuralmente una calzada comprende, por norma general, los siguientes elementos empezando desde sus cimientos: en el fondo  de la zanja se colocaba el statumen o base, compuesto por rocas de gran tamaño trabadas a hueso, sin argamasa; sobre él se colocaba el rudus, capa de grava gruesa; el nucleus era el siguiente estrato, una capa de nivelación con argamasa más fina; sobre ella se colocaba el pavimento o enlosado. Normalmente la parte central solía estar más elevada para evacuar las aguas de lluvia hacia los lados,  manteniendo la zona de rodadura sin charcos y evitando así su deterioro.


Perfil constructivo de una calzada



Dentro del viario romano no todo el trayecto se encontraba enlosado pues dentro de los espacios urbanos las calles se solían encontrar pavimentadas, mientras que no solía ocurrir en los trayectos interurbanos más importantes. En estos últimos la capa superior de la vía solía tener una composición de zahorra de roca de granulometría pequeña muy compactada. Esta superficie, muy bien regularizada y allanada, permitiría el desplazamiento a gran velocidad de los carros y carretas. Pero no todo eran grandes vías ni grandes calzadas, las había más estrechas, solo de tierra, de herradura, vecinales… La variedad es inmensa, llegando a confundirse multitud de vías medievales con romanas.

Al igual que hoy día en nuestras modernas carreteras se colocan carteles indicativos de las distancias que quedan para nuestros destinos, los romanos colocaban los llamados miliarios. Se trataba de hitos cilíndricos de piedra, parecidos a fustes de columnas, separados por una milla romana (la palabra miliario deriva de la expresión latina milia passuum, mil pasos, que se correspondía con unos 1.481 metros) y que iban marcando las distancias entre núcleos de población. Pero también en el camino era frecuente encontrar lararios, pequeños altares votivos dedicados a los dioses lares protectores de la vía y los viajeros.

Entre ciudad y ciudad existían puntos de descanso. Son las denominadas mansio, lugares donde se pernoctaba, se comía y se comerciaba. Algo parecido a las actuales estaciones de servicio. Otros puntos menores de descanso eran las denominadas mutationes, instalaciones pequeñas en el camino para el cambio de caballos o el descanso. Andado el tiempo muchas mansio crecieron y acabaron convirtiéndose en poblaciones de importancia.

Pero en época romana las calzadas también eran un símbolo. Romanización era igual a civilización. Allá donde llegaban las calzadas llegaba el espíritu del Imperio, y donde llegaba el espíritu del Imperio llegaba la cultura romana: el latín, sus dioses, sus costumbres, su tecnología, su moneda… y sus intereses económicos.



La calzada romana de Monda

Antes de aproximarnos a nuestra calzada hay que señalar que muchas de las que hoy consideramos romanas no lo son, sino que su origen se encuentra en época medieval o incluso moderna. Quizás no sea éste nuestro caso sin embargo un estudio exhaustivo de la misma nos sacaría de dudas. También cabría remarcar que no es el único vial empedrado que se conserva (o medio se conserva) en nuestro municipio; en dirección a la localidad de Guaro existe otro vial que bien podría ser medieval o moderno. Se trata del popularmente conocido como camino de los Empedrados, que poco a poco va perdiéndose, mutilado por la carretera yEmedrado otras obras, aflorando en algunas partes por el camino viejo de Guaro que atraviesa el paraje de Guájar, lugar donde había una pequeña alquería según el Libro de Apeo de Monda. A este camino  corresponde el puente del arroyo del Tejar (no confundir con el puente del arroyo de la Teja), que presenta un buen grado de conservación a pesar de la maleza y vegetación que casi lo envuelve por completo. En el camino viejo de Istán, la denominada cuesta de la Hambre, también se encuentra empedrada y dispuesta en zig-zag para salvar un notable descenso hacia el arroyo Seco, al que sigue otro fuerte ascenso en dirección a la vecina población de Istán sin que se tenga constancia de la existencia de algún antiguo puente. Esta es la prolongación hacia el Oeste del tramo de calzada que tratamos.

Entre ambos tramos –la calzada romana y la cuesta de la Hambre- el camino se ha perdido bajo la construcción de las actuales calles, pero no es complicado hallar su huella toponímica en antiguos callejeros de Monda donde aparece como calle Real (prolongación del camino real), la actual calle Doctor Jiménez Encina que pasa delante de la iglesia de Santiago Apóstol buscando la salida hacia Marbella.








El viejo camino de Istán (en la imagen un tramo de la conocida como cuesta de el hambre), también de herradura, aparece ya mencionado por Luis del Mármol Carvajal en su Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada. El tramo empedrado que se conserva desciende y sube en zig-zag salvando el cauce del arroyo Seco. Se presenta empedrado y escalonado, pero en mal estado de conservación.






El viejo camino de herradura a Guaro, camino de los empedrados, conserva en muy mal estado algunos escasos tramos pues parte de la carretera que une Monda con Guaro pasa sobre él mientras así como el hormigonado de algunos tramos, mientras que el tránsito de vehículos está deteriorando gravemente lo poco que se conserva




No se han hallado muchas referencias documentales de su existencia pero como se ha señalado anteriormente, aparece en un dibujo realizado por el ingeniero militar Domingo Belestá a finales del siglo XVIII y en otros planos de ese siglo y del XIX.



Pero no sólo encontramos el camino viejo de Istán o el de Guaro en el término de Monda. En el paraje de Las Cañadas localizamos una antigua vereda empedrada, viejo camino de herradura dañado en algunas zonas por los nuevos carriles y otras obras, que en uno de los planos de finales del siglo XIX aparece nominado como vereda de la casa de Cristóbal Rojo.




Detalle de la zona donde se encuentra nuestra calzada romana. 
En amarillo se destaca el tramo en el que el pavimento se 
muestra al descubierto



  

Si observamos con detenimiento el tramo que aflora de la calzada romana de Monda y que todavía no ha sido cubierto de hormigón o parcialmente destruido para introducir una conducción de agua, podemos apreciar varias diferencias en el tratamiento y disposición de los cantos que la componen junto con los varios tipos de empedrado, que pasamos a describir empezando por la zona más próxima al pueblo hasta llegar al cauce del arroyo Alcazarín.

Desde la carretera, a la altura de la conocida popularmente como curva de los Poyetes, desciende el camino. Pero en este primer tramo se encuentra cubierto por una capa de hormigón bastante deteriorada que cubre parte de la calzada desde hace alrededor de dos décadas y que facilita el acceso a los vecinos de las fincas aledañas. Entre las grietas afloran algunas de las piedras que componían el ya bastante maltrecho pavimento. Finalizado el hormigonado aparece el tramo empedrado del que tratamos. Éste desciende en línea recta hasta el arroyo, girando bruscamente a la derecha con un escalón y descendiendo con más inclinación hacia el río en su tramo final tras un nuevo giro a la izquierda que se presenta con varios escalones y que se deshace en su parte proximal al cauce fluvial.



Imágenes del tramo de calzada que se encuentra cubierto de hormigón.
Por algunas zonas emerge parte del viejo pavimento



El primer tramo es completamente recto y se encuentra ceñido a ambos lados y a todo lo largo por un murete de piedra seca que hace las veces de linde con las fincas colindantes que parcialmente ha invadido la calzada. Hacia el final de este tramo un viejo algarrobo de tronco retorcido y frondosa copa nos ofrece su hospitalaria sombra. La hierba y los sedimentos arrastrados por la lluvia ocupan parte de la superficie, pero en los restos que afloran se observa claramente su disposición en opus spicatum. Su conservación es aceptable pero hay un tramo de unos diez metros más deteriorado donde faltan piezas y en el que se abren grandes huecos, por lo que haría falta una consolidación o restauración para evitar que continúe su progresivo deterioro.



Detalle del primer tramo de la calzada donde aflora el pavimento de cantos por completo. Obsérvese como los muros laterales invaden parcialmente el ancho de la vía en la que se aprecia la disposición en opus spicatum

Las piezas que componen este tramo son cantos rodados de tamaño grande para el nervio central y de algo menor para las espigas que parten hacia los laterales. La proximidad del algarrobo, a pesar de proporcionarle una belleza un tanto bucólica al entorno, ha afectado a parte de este tramo con sus poderosas raíces. Por su técnica de ejecución esta sección podría asociarse a la época medieval.




Detalle del tramo que se conserva en muy mal estado y que se deteriora con rapidez


El final de este tramo se resuelve con una curva descendente hacia la derecha donde aparece un primer escalón, no muy alto, conformad por rocas de gran tamaño. Este tramo curvo se compone a base de cantos rodados de menor tamaño siguiendo una disposición un tanto diferente al anterior; se observa que longitudinalmente se divide en dos siendo que la zona central ya no la ocupa una hilada de grandes cantos rodados, sino que lo ocupan cantos de tamaño medio formando una doble hilada. A derecha e izquierda se disponen más cantos cubriendo toda la superficie presentando ésta un grado de conservación bastante bueno. Es posible que este tramo, a juzgar por la disposición de los cantos, sea de época moderna.



Dos imágenes que recogen detalles del empedrado de la primera curva en las que vemos como los cantos empleados son de menor tamaño


Si continuamos bajando, pasado este primer escalón nos encontramos el mismo tratamiento durante varios metros hasta que observamos otro tratamiento diferente; ahora aparecen losas de gran tamaño de forma y disposición irregulares mezcladas con otras de menor tamaño y colocadas, aparentemente, de forma aleatoria. Este tramo es de difícil adscripción y podría tratarse de alguna reparación de época moderna.




Pavimentado a base de cantos de diferente tamaño y distribuidos de forma aleatoria entre el tramo
de la primera y segunda curvas



A partir de aquí nos encontramos con una segunda curva que gira a la izquierda buscando el arroyo Alcazarín. Este tramo se vuelve más ancho y presenta varios paños escalonados. Cada escalón está realizado con rocas de tamaño grande y los paños que ciñen, por cantos de tamaño mediano y  pequeño bien encajados. En este tramo, en el lado izquierdo, se conserva parcialmente un canal para hacer circular el agua de lluvia en dirección al río.




Tramo escalonado hacia el final de la calzada. Puede apreciarse como los cantos que componen el pavimento se encuentran muy bien encajados y no aparecen huecos o vaciados en el pavimento



La zona final se encuentra extremadamente deteriorada y va perdiendo integridad con una pasmosa rapidez dado que los cantos que forman el pavimento se encuentran al aire, sin sujeción. Los agentes meteorológicos, el trasiego de personas -especialmente senderistas-, el paso del ganado… están perjudicando notablemente a esta parte más delicada.



En estas imágenes, que apenas tienen un año de diferencia, puede apreciarse
las grandes pérdidas que está sufriendo la calzada en la zona próxima al 
arroyo Alcazarín. Huelga decir que el Ayuntamiento de Monda recientemente
ha reforzado esta zona para impedir su deterioro



Primer plano del desagüe lateral que tiene la calzada en la zona próxima al
arroyo Alcazarín y que también está sufriendo graves pérdidas



Más abajo, casi en el cauce del arroyo Alcazarín, aparecen algunos restos más en los que se puede apreciar el perfil de la construcción y las sucesivas capas que lo componen apreciándose el uso de una argamasa muy rica en cal en una de las capas.



En ambas imágenes, tomadas en la zona final casi en contacto con el cauce del arroyo Alcazarín, podemos observar un corte en vertical de la calzada, que deja al aire una estructura en varias capas superpuestas de cantos rodados y, entre una de ellas, una capa de argamasa muy rica en cal


Nuestra calzada romana de Monda es un tramo de un camino de mucha mayor envergadura, aunque no se trataba de una vía de comunicación principal. Hacia el Este conducía al valle del Guadalhorce pasando por Coín, buscando Cártama y arribando a Málaga. Por el camino iría conectándose con otras vías mayores y menores. El cauce fluvial del arroyo Alcazarín se salvaba por un puente que posiblemente fuese de madera. Gozalves Cravioto, a través de una cita de Medina Conde, señala que en el siglo XVIII no debía existir ya que el señalado Medina Conde dice, al referirse a los cauces fluviales de Monda ninguno tiene puente y sus rigores se precaben deteniéndose los pasajes a que pierdan su furia.

Por todo el carril de la Vega que conduce a Coín y del que se desprenden otros carriles que suben a las lomas de Rozuelas, podemos observar como algunos retales afloran torpemente en la superficie. Por el término municipal de Coín aparecen también algunos tramos mal conservados.



Estas dos imágenes presentan algunos de los escasos restos que mal se conservan a lo largo del carril de la Vega, antiguo camino de Coín

  En dirección a nuestro municipio se pierde esta calzada bajo la carretera y el moderno viario, como se ha señalado. Poco más arriba del tramo conservado se localizan abundantes restos de cerámica de indudable procedencia romana; abundan los restos de fragmentos de cerámica de almacenaje (tipo ánfora) y restos de la significativa terra sigillata, que podría ponernos en contacto con un  asentamiento, como se ha señalado anteriormente. Sería perentorio hacer un análisis más detenido dado que el crecimiento del pueblo en esa dirección podría llegar a destruir los posibles restos sin que ni siquiera fuesen documentados.

Muy cercano a la calzada, en una finca privada, había un puente de un solo arco de medio punto del que sólo se conservan sus arranques y que salvaba el pequeño arroyo de la Teja. Los diferentes autores atribuyen a época medieval o romana sin que siga estando claro su origen, pero lo cierto es que en las inmediaciones se localizan restos cerámicos de distintas épocas, quizás de algún pequeño asentamiento, pero no material claramente romano.

   Este puente está recogido en la Base de datos del Patrimonio Inmueble de Andalucía (Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico- Consejería de Cultura) con el código: 01290730010 y con caracterización arqueológica. Esta es la descripción que de él se hace en la mencionada base de datos:

Se trata de un puente de un sólo arco realizado en mampostería de fajeado regularizada con piedras más pequeñas unidas con argamasa con gran proporción de cal; el arco y la bóveda son de sillares de calcarenita. Posee un sólo arco, la altura de arranque del salmer sobre el fondo del cauce del arroyo es de 1,67 metros. Y el diametro del arco de medio punto (que corresponde a la perfección con la luz) es de 1,18 metros. La longitud de la bóveda de cañón de arquivolta es de 6 metros. Se conserva esencialmente el estribo  Noreste completo, e incluso el arranque de la bóveda y el arco. En el perfil se observan las dos primeras dovelas de piedra, bien trabajadas y dispuestas a soga en toda la bóveda. De los restos se deduce que no se trata de un puente al uso, sino de una obra viaria menor (posible alcantarilla), quizás una obra localizada en terreno privado y que probablemente servía de salida de los productos de alguna hacienda o villa de alrededor. Evidentemente buscaba la salida y conexión a la vía principal que será la calzada romana o posterior camino real.

          

Hoy sólo podemos ver en viejas fotos el ya desaparecido puente del arroyo de la Teja, esperando que no corra la misma suerte la
calzada romana de Monda


A pesar de que existen muchos viales medievales y modernos que se confunden con romanos, habría que hacer un estudio más profundo de esta calzada para salir de dudas sobre si su origen. De cualquier forma su importancia y su valor patrimonial son indiscutibles.



Propuesta de actuación

 A continuación exponemos una propuesta de trabajo que podría ser aplicada a nuestra calzada para su recuperación y puesta en uso:

1.   Estudio bibliográfico, documental, cartográfico y arqueológico en profundidad de la calzada al objeto de tratar de averiguar más sobre su origen y evolución. Este estudio nos servirá para proceder mejor a su consolidación, restitución y conservación de acorde a las mejores técnicas posibles; a conocer mejor este bien cultural y, posteriormente, realizar un artículo o publicación para su difusión en medios científicos así como para elaborar la cartelería interpretativa del lugar y un sitio web que ayudarán a la difusión y comprensión de este monumento a visitantes y turistas.

2.      Limpieza de toda la superficie sobre la que se va a actuar desbrozando, limpiando de tierra y ampliando los márgenes laterales hasta descubrir, en la medida de lo posible, todo el ancho original de la calzada. Al mismo tiempo se podría realizar la excavación arqueológica del tramo final, el más próximo al arroyo Alcazarín, para averiguar el tipo de cimentación empleada, las capas que componen las entrañas de la calzada, los materiales y técnicas empleados… al objeto de poder establecer su cronología y origen.

3.   Topografiado de todo el viario y dibujo arqueológico de toda la superficie, así como su geo-referenciación. Habría que ir marcando las zonas más afectadas, más deterioradas y con mayores pérdidas para proceder a su consolidación y restauración.

4.      Restauración y consolidación. Conocidos los tipos de materiales y técnicas constructivas aplicadas, se comenzaría la fase de restauración y consolidación. Se empezaría por la zona próxima al arroyo, consolidando ese sector para frenar el deterioro y la pérdida de pavimento por esta zona con tan alto riesgo de destrucción. Se seguiría hacia arriba recuperando el ancho de la calzada siendo los muros de separación de lindes recolocados y reforzados con argamasa, a la vez que se podría ir introduciendo una preinstalación eléctrica para iluminar el lugar con una luz rasante, para destacar los volúmenes del pavimento y que el monumento pudiera visitarse de noche. En estos muros se podrían habilitar unos bancos integrados realizados con la misma piedra para no romper con la estética del espacio. Sería un buen lugar para visitar y pasear las tardes de primavera o verano, a la vez que un excelente reclamo turístico.

5.   Instalación de un drenaje en la zona superior más próxima al pueblo que se encuentra en contacto con la parte hormigonada. Habría que realizar algún tipo de obra de canalización para que el agua de lluvia que tiene su salida natural por la calzada, fuera desviada y no afectara a la misma ni a los trabajos de restauración y consolidación.

6.   Actuación sobre los retales de la Vega. Se tendría que limpiar, topografiar y geo-referenciar los tramos pavimentados que aparecen en superficie a lo largo de todo el carril que discurre por la Vega en dirección a Coín para documentarlos y tener constancia de ellos antes de que desaparezcan del todo.

7.   Medios interpretativos. Habría que elaborar uno o varios paneles explicando como y para qué se realizaban las calzadas, su función y significado en la Antigüedad y en tiempos más recientes. Éstos deberían incluir códigos QR que nos llevaran a un sitio web diseñado al efecto con reconstrucciones en 3D, cartografía histórica, antiguas fotos, información ampliada sobre su origen, evolución y los trabajos de restauración… así como otras herramientas educativas de utilidad a profesores y estudiantes. Se trataría de ubicar cronológica, histórica y antropológicamente este elemento para que el visitante comprenda sus significados, para dotar de contexto y sentido al monumento.

8.   Difusión. Habría de realizarse un artículo con las conclusiones a las que se ha llegado después de la actuación para su publicación en una revista especializada así como una charla abierta al pueblo, visitas de escolares y otros colectivos y asociaciones locales y comarcales, junto con entidades de la comarca de la Sierra de las Nieves.

9.   Turismo. La calzada romana de Monda habría de incorporase tanto al circuito turístico del municipio como al de la comarca de la Sierra de las Nieves para fomentar el desarrollo del turismo cultural y rural. La comarca de la Sierra de las Nieves atesora unos grandes valores naturales y culturales que suponen unos interesantes recursos para el turismo cultural y se encuentra muy próxima al área turística más grande de Andalucía, la Costa del Sol. Como recurso para el turismo cultural, su valor es indiscutible.

IV. CONCLUSIONES

Es necesario recuperar y valorizar nuestro patrimonio cultural otorgándole otros usos para evitar que esos vestigios del pasado que forman parte de nuestra identidad colectiva, de nuestra Historia, de lo que somos… se pierdan. En tal sentido pueden ser enfocados a usos educativos, formativos, sociales, culturales… sin menospreciar las enormes posibilidades que tienen para el turismo cultural, un gran consumidor de patrimonio cultural que genera desarrollo y sinergias económicas, riqueza y empleo.

Ciertamente en los últimos años Andalucía ha visto incrementado su número de visitantes. Habida cuenta del aumento de la demanda por éstos de cultura y patrimonio, ha decidido apostar por incrementar este tipo de segmento turístico por su carácter desestacionalizador y por los ingresos que genera.

En relación a la calzada romana de Monda hay que destacar que nuestro pueblo se sitúa junto a una zona de máxima afluencia turística como es la Costa del Sol y cada vez son más los turistas que suben a pasar el día a algunos de los pueblos cercanos, como Monda. Por otro lado nuestra localidad también se encuentra próxima a una gran zona poblacional como es Málaga, desde donde parten muchos desplazamientos de uno o dos días a los pueblos de la provincia buscando la naturaleza y la tranquilidad de los pueblos.

La calzada romana aparece en centenares de páginas webs en distintos idiomas, tanto institucionales como turísticas, como punto de interés, como lugar de interés turístico. Pero cuando el visitante llega al lugar sólo ve matojos, hierba crecida… casi nada de la calzada, por lo que suele llevarse una mala impresión, una mala imagen y un mal recuerdo.

Su recuperación y su restauración, además de generar empleo durante los trabajos que se desarrollen (arqueólogos, restauradores, intérpretes del patrimonio, informáticos, operarios…), haría que se convirtiera en un recurso primordial para el desarrollo de Monda y de su entorno. Al mismo tiempo su puesta en valor serviría como reclamo para la visita de otros interesantes patrimonios culturales del municipio, sino también para otros muchos de la Sierra de las Nieves que son recursos infrautilizados y que suponen una gran apuesta  para el desarrollo social, económico y cultural de Monda y de su entorno.


V. BIBLIOGRAFÍA:

Alonso Prieto, Beatriz: “Vías romanas en Hispania”. Celtiberia.net. Sección: Roma y Grecia en Celtiberia. 2004.

Espejo Lara, Juan Luis: “La arriería en Málaga en época de los RR. CC.” Baética: Estudios de arte, geografía e historia. Nº 18, 1985.

Gozalbes Cravioto, Carlos: “Las vías romanas de Málaga”. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Madrid 1986.
-  “Arqueología romana en Monda: el puente del Arroyo de la Teja”. Revista de la Diputación Provincial de Málaga. Jábega nº 81.

Magallón Botaya, M. A.: “Vías romanas”. Institución “Fernando el Católico”. Universidad de Zaragoza, 1991.

Moreno Gallo, Isaac: “Características de la infraestructura viaria romana I”. Publicado en la Revista de Obra Pública Ingeniería y Territorio nº 56. Monográfico Ingeniería e Historia II. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Septiembre 2001.
- “Características de la infraestructura romana II”. Ponencia presentada y publicada con motivo del I Congreso sobre las Obras Públicas Romanas celebrado en Mérida. 2002.

Pozo, Salvador F.: “Informe arqueológico del término municipal de Monda”. Excma. Diputación Provincial de Málaga. Servicios de arquitectura, urbanismo y ordenación del territorio, Departamento de Arqueología. Málaga, 1986.

Sánchez Soler, Antonio y Luque Ramírez, Raúl: “La recuperación del trazado viario romano de Málaga por los ingenieros de caminos del siglo XIX”. Isla de Arriarán: revista cultural y científica, nº 26, 2005.

Urbano Pérez, José Antonio: “La Villa de Monda en el siglo XVI. Apeos y primeras ordenanzas”. G.A. Ediciones Coincidentes. Coín, 1998.

V.V. A.A.: “Monda en el recuerdo”. Servicio de Publicaciones Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA). Málaga, 1998. Wulff Alonso, Fernando y Cruz Andreotti, Gonzalo: “Historia Antigua de Málaga y su provincia”. Ed. Arguval. Málaga 1996.


ENLACES A WEBS:

Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía  http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/atl asterritorio/at/atlas_bloque8.html

Biblioteca Virtual de la Provincia de Málaga  http://bibliotecavirtual.malaga.es/es/estaticos/contenido.cmd?pagina=estaticos/presentacion

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes  http://www.cervantesvirtual.com/

David Rumsey Historical Map Collection  http://www.davidrumsey.com/luna/servlet/RUMSEY~8~1

Fondos Cartográficos del Instituto Geográfico Nacional http://www.ign.es/fondoscartograficos/

Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya. Cartoteca Digital http://cartotecadigital.icc.cat/cdm/landingpage/collection/espanya

Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. Consejería de Economía y Conocimiento. Catálogo Digital de Cartografía Histórica http://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia/car toteca/buscar/search

Instituto Geográfico Nacional                                            http://www.ign.es/ign/layoutIn/fondosBiCa.do

Mármol Carvajal, Luis del: Historia del rebelión y castigo de los moriscos del Reino de Granada. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra/historia-del-sic-rebelion-y- castigo-de-los-moriscos-del-reino-de-granada--0/

Plataforma “a desalambrar”                                    http://www.adesalambrar.com/index.php/component/content/article/ 3125-siglos-xv-al-xix

Traianus ww .traianus.net






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