martes, 1 de mayo de 2018

FRANCISCO DOMÍNGUEZ FERNÁNDEZ. UN TOLOXEÑO CON BILLETE DE IDA Y VUELTA AL INFIERNO. MAUTHAUSEN: LOS ARCHIVOS DEL EXILIO



El cinco de mayo de cada año se conmemora una fecha muy especial: la liberación del campo de concentración nazi de Mauthausen (el último liberado por los Aliados) y de sus mortíferos campos anexos, como Gusen, en Austria, donde se les arrebató la vida de forma brutal a más de cien mil seres humanos de distintas nacionalidades, etnias, credos e ideologías políticas. Varios miles de prisioneros que fueron enviados a este campo y sus sub-campos, eran españoles.





Entre esos miles de desdichados -las fuentes apuntan a más de siete millares- se encontraban 223 malagueños, de los que perecieron 151 mientras que a tres de ellos se les considera desaparecidos. Milagrosamente varias decenas, concretamente 69, pudieron salvar la vida tras años de cautiverio en unas condiciones atroces e inhumanas. Uno de estos supervivientes era vecino del bello municipio de Tolox, en la Sierra de las Nieves, y se llamaba Francisco Domínguez Fernández. Otros ocho vecinos de la Sierra de las Nieves también acabaron en Mauthausen y Gusen, pero no aguantaron en ese infierno ni doce meses... Se trata del morisco Diego Cantarero Ballestero; de los guareños Diego Ruiz Agüera y Felipe Fernández Sánchez; de los hermanos panochos Francisco Granados Ortiz y Gonzalo Granados Ortiz; del ojenete Diego Sánchez Ortiz; y de los yunqueranos José Mateo Rivas y Antonio Piñeiro Mateo. 




Francisco Domínguez Fernández logró sobrevivir a una muerte más que segura durante su cautiverio en Mauthausen y en el terrible subcampo de Gusen. Al igual que ocurrió con miles de españoles, Francisco huyó de la Guerra de España y de la represión franquista para encontrarse cara a cara con la locura de la II Guerra Mundial en Europa y padecer en propias carnes el genocidio nazi.


Mauthausen no fue el único campo de concentración donde fueron a parar miles españoles pues hubo compatriotas nuestros en Dachau, Buchenwald, Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey, Neu Bremm y Ravensbrück, campo este último especialmente levantado para albergar mujeres donde hubo 170 españolas. La gran mayoría de ellos acabaron siendo asesinados brutalmente o murieron como consecuencia de las infames condiciones de vida, la mala alimentación, los malos tratos y los trabajos forzados a los que fueron sometidos por el régimen nazi. Mauthausen era sólo uno más de los muchos lugares que tenían los nazis para “acomodar” a todas aquellas personas que consideraban enemigas o potencialmente peligrosas para el pueblo alemán: políticos de izquierda, judíos, delincuentes, enemigos de otros países… El universo concentracionario nazi llegó a tejer una red de decenas de campos que naciendo en suelo germano se fueron extendiendo como un cáncer por los distintos territorios anexionados u ocupados durante la II Guerra Mundial. De estos campos llegaron a depender cientos o miles de subcampos en los que sucumbieron millones de personas.


Este libro está dedicado a Francisco Domínguez Fernández, a los otros nueve vecinos de la Sierra de las Nieves que fueron asesinados en aquel campo, así como a todas las víctimas y supervivientes malagueños y españoles de los campos de concentración nazis.


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