martes, 12 de enero de 2010

La calzada romana de Monda

Muchos de vosotros seguramente no conoceréis la calzada romana de Monda, por eso trataremos hoy de ponernos al día sobre uno de los bienes culturales más importantes de nuestro pueblo.

Los romanos, civilización que hace unos dos mil años controlaban todas las tierras a orillas del Mediterráneo, eran gente muy práctica. Tan práctica que cuando invadían un territorio y necesitaban administrarlo y explotarlo en beneficio propio debían crear las infraestructuras necesarias: puentes, puertos, calzadas, acueductos,… Para la circulación interior de los productos y personas crearon una densa red viaria que en muchos casos aprovechaban las vías de contacto más antiguas. De esta forma unían importantes ciudades, puertos marítimos, explotaciones rurales,…


Vías romanas más importantes de la Península Ibérica
 http://www.celtiberia.net/imagftp/mapa_vias_romanas_2.jpg

En nuestro pueblo conservamos una obra de origen romana, concretamente un tramo de una de las calzadas que los romanos construyeron para explotar el territorio y conducir los productos que obtenían de nuestra tierra, como trigo, aceite y vino, hacia la capital, Roma, y otras partes del Imperio. Este tramo de calzada se encuentra a la salida del pueblo en dirección a Coín y por un lado se dirigía a la Costa del Sol pasando por las inmediaciones de Ojén y por otro a la bahía de Málaga con su importante puerto marítimo que daba salida a los productos del interior, pasando por el rico valle del Guadalhorce y canalizando sus riquezas agrícolas.


Calzada romana de Monda
(www.sierranieves.com)



Las calzadas y vías romanas son redes de comunicación que además de facilitar el transporte de productos desde Hispania al resto del Imperio y viceversa, también eran caminos para que circularan nuevas ideas, nuevas tecnologías, nuevas creencias, nuevos productos para el cultivo,…., en parte era el Internet de la época aunque con muy pocos megas. A través de las vías terrestres y marítimas los romanos llevaron a Hispania su cultura, sus dioses, su lengua (el latín), su moneda,…, pero también avances en técnicas agrícolas y utillaje; nuevas técnicas para la explotación de minas; molinos y prensas más eficaces que mejoraban la producción,…


Esta vía ha sido utilizada hasta hace muy pocos años y por su intenso uso a lo largo de los siglos ha recibido diferentes reparaciones en épocas posteriores, como la época islámica o la época moderna. El tramo conservado de mayor longitud parece que se corresponde con el período islámico. Presenta un trazado denominado opus spicatum, espina de pez, por tener un nervio central que articula los paños laterales asemejándose a una espina de pescado.


Calzada romana de Monda. Trazado en opus spicatum
(Foto: Diego Sánchez)



Cerca del arroyo Alcazarín presenta un tramo escalonado. Algunos investigadores han querido vincular ese escalonamiento con la etapa romana ya que existen parecidos con otras calzadas romanas en otros territorios peninsulares relacionados con la extracción de rocas en las canteras. Pero lo más probable es que dado que en esa parte el terreno se muestra más inclinado la calzada debe escalonarse para salvar esa pendiente y fijar mejor la piedra al terreno. Finalmente el arroyo Alcazarín se cruzaba con un puente de madera del que no ha quedado vestigio alguno salvo escasos restos de unos cimientos a uno y otro lado de su cauce.


Calzada de Monda. Tramo escalonado
(Foto: Diego Sánchez)

Por último señalar que a pesar de que se conserva el tramo del que se ha hablado, por la Vega y en dirección a Coín también aparecen algunos restos de empedrado, pero en condiciones bastante precarias.


Construir una calzada no era una cuestión fácil ni sencilla. Primero había que diseñar el mejor trazado salvando las pendientes y los terrenos más complicados, buscando siempre la practicidad y la eficiencia. Cuando se tenía claro el trazado se marcaba la anchura de la vía y se excavaba algo más de un metro de profundidad para crear la base, el cimiento. A continuación se rellenaba el espacio con varios niveles superpuestos: el statumen (cimiento formado de piedras grandes), el rudus (nivel que se superpone al anterior y está compuesto por piedras más pequeñas) el nucleus (formado por una capa de grava más fina) y finalmente el pavimentum, con una ligera inclinación en el centro para evitar los encharcamientos y desplazar el agua hacia los laterales. De perfil es lo más parecido a un sándwich.


Obreros construyendo una calzada
(http://www.culturaclasica.com/files/calzada_romana.jpg)


De esta forma se hacía un cimiento estable y consistente a las calzadas. Parece ser que en superficie recibían una capa de grava fina que se apisonaba para facilitar el tránsito de caballerías y carruajes en las vías en las que se circulaban con carretas y carromatos, porque no todas las vías eran transitables por estos medios.


Sección de una calzada romana




Cada milla se colocaban los miliarios. Los miliarios, al igual que los mojones de carretera actuales, marcaban las millas realizadas y la distancia que quedaba hasta la próxima villa o ciudad. Una milla romana equivalía a mil pasos (milia pasum), 1.480 metros. Cada cierta distancia se colocaba hospedajes en el camino de diferentes clases: mansio, que eran las más importantes; caupona, de menor calidad que la anterior; taberna, similares a los actuales hostales; y mutatione, lugares para arreglar carros, herraduras,…, algo parecido a las actuales estaciones de servicio. Cada cierta distancia era corriente ver pequeños altares, lararios, donde los viajeros hacían ofrendas a los dioses para que el viaje les fuera propicio.


Miliario romano






 No sólo en Monda se conservan restos de calzada atribuida a la civilización romana, en Casarabonela aparecen restos de otra vía. En este caso se correspondía con el trayecto que unía Málaga con Ronda por el interior, pasando por Casarabonela y El Burgo.







Calzada romana de Casarabonela



Desde esta página se anima a toda aquella persona con inquietud a disfrutar de este legado cultural con especial cuidado, sin pisar en aquellas piedras que se vean sueltas o inestables, con objeto de no contribuir más a su deterioro. Nuestro patrimonio cultural es algo que heredamos de nuestros antepasados, en este caso de los romanos, que debe ser preservado, cuidado y puesto en valor para el disfrute de todos tanto de vecinos como de visitantes y turistas. Sólo entendiéndolo podremos valorarlo y valorándolo podemos conservarlo y emplearlo turística y socio-culturalmente.


Un saludo.
Diego Sánchez.





3 comentarios:

  1. Es una verdadera LÁSTIMA que las administraciones públicas no estén interesadas en la reconstrucción o restauración de estos bienes de interés cultural, paisajísticos o turísticos como se le quiera llamar por que lo tienen todo. Gracias

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  2. No muchas administraciones públicas se vuelcan o compremeten en la restauración y puesta en valor de ciertos bienes culturales más allá de grandes monumentos. Cuando hay alguna administración interesada, el problema es encontrar financiación. De cualquier forma es una lástima no apostar por el patrimonio cultural y su puesta en valor ya que es un potente creador de empleo, dinamizador y estimulador de la economía. Una verdadera oportunidad de trabajo en estos momentos en que tanto escasea. Muchas gracias por tu comentario.
    Diego J. Sánchez.

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  3. Gracias por el post. Muy interesante.
    Tendremos mucho cuidado en respetar la calzada en la próxima visita.
    saludos
    Victor

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