El cinco de mayo de
cada año se conmemora una fecha muy especial: la liberación del campo de
concentración nazi de Mauthausen (el último liberado por los Aliados) y de sus
mortíferos campos anexos, como Gusen, en Austria, donde se les arrebató la vida
de forma brutal a más de cien mil seres humanos de distintas nacionalidades,
etnias, credos e ideologías políticas. Varios miles de prisioneros que fueron
enviados a este campo y sus sub-campos, eran españoles.
Francisco Domínguez
Fernández logró sobrevivir a una muerte más que segura durante su cautiverio en
Mauthausen y en el terrible subcampo de Gusen. Al igual que ocurrió con miles
de españoles, Francisco huyó de la Guerra de España y de la represión
franquista para encontrarse cara a cara con la locura de la II Guerra Mundial
en Europa y padecer en propias carnes el genocidio nazi.
Mauthausen no fue el
único campo de concentración donde fueron a parar miles españoles pues hubo
compatriotas nuestros en Dachau, Buchenwald, Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg,
Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny,
Guernesey, Neu Bremm y Ravensbrück, campo este último especialmente levantado
para albergar mujeres donde hubo 170 españolas. La gran mayoría de ellos
acabaron siendo asesinados brutalmente o murieron como consecuencia de las
infames condiciones de vida, la mala alimentación, los malos tratos y los
trabajos forzados a los que fueron sometidos por el régimen nazi. Mauthausen
era sólo uno más de los muchos lugares que tenían los nazis para “acomodar” a
todas aquellas personas que consideraban enemigas o potencialmente peligrosas
para el pueblo alemán: políticos de izquierda, judíos, delincuentes, enemigos
de otros países… El universo concentracionario nazi llegó a tejer una red de decenas
de campos que naciendo en suelo germano se fueron extendiendo como un cáncer
por los distintos territorios anexionados u ocupados durante la II Guerra
Mundial. De estos campos llegaron a depender cientos o miles de subcampos en
los que sucumbieron millones de personas.
Este libro está
dedicado a Francisco Domínguez Fernández, a los otros nueve vecinos de la
Sierra de las Nieves que fueron asesinados en aquel campo, así como a todas las
víctimas y supervivientes malagueños y españoles de los campos de concentración
nazis.
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