Que sí, que sí. Que soy un pesado. Todo el día hablando de la historia, del patrimonio cultural, de nuestro pasado… Lo siento, pero no me voy a cansar y para celebrarlo, hoy quiero traer una de las muchas pequeñas historias que habitan en la memoria del Castillo de Monda. Esta historia va de un sueño. Un sueño muy ambicioso que, como vamos a ver, acabó tristemente truncado.
En distintas entradas en este mismo blog he tratado sobre el Castillo de Monda, pero desde una perspectiva más histórica y arqueológica. Incluso hace unos años llegué a participar en la redacción de un libro sobre el castillo, como coautor, con el compañero Francisco Marmolejo Cantos: El castillo de Monda en la historia, la arqueología y la memoria.
Sin embargo, esta historia que hoy traemos aquí no va sobre la dimensión arqueológica del castillo, ni sobre los acontecimientos bélicos e históricos que protagonizó, ni sobre personajes cruciales ligados a él, como Hamet El Zegrí ni sobre fantasmas como Doña Beatriz, sino sobre algo mucho más mundano, pero no por ello menos interesante: esta es la historia de un sueño. Concretamente el sueño de Rudolf von Elsterman y su ambicioso proyecto de restauración, tristemente fallido.
Este personaje de origen alemán llegó a nuestro pueblo en los años sesenta de la pasada centuria persiguiendo un sueño de infancia: tener un castillo en España, como nos señaló su hija Shani en una ocasión. Y lo consiguió al adquirir el castillo de la Villeta. Pero su sueño iba más allá, mucho más allá. Quería restaurar el castillo con fines turísticos y culturales, recuperando y concibiendo el espacio para dar conciertos, organizar exposiciones, llevar a cabo obras de teatro… Para su proyecto incluso buscó el apoyo institucional a través del Ayuntamiento y en el Pleno Ordinario de tres de septiembre de 1975 el ente municipal expresó su apoyo:
Acto seguido el Sr. Alcalde informó a los asistentes de diversas conversaciones mantenidas con D. Rodolfo Von Elsterman, propietario del Castillo de Monda, en relación con el proyecto que dicho Sr. tiene de instalar en el caso de obtener el necesario apoyo oficial en las dependencias del referido castillo un Centro Cultural que comprendiera, entre otras actividades, un estudio de cerámica artística, una exposición de pintura y escultura, recitales de música y teatro, conferencias culturales, etc. etc.
El proyecto resulta sin duda atrayente, más habida cuenta de la vinculación alusiva que habría de tener con las esferas oficiales, particularmente las especializadas en actividades culturales y de enseñanza, requiere el respaldo de esta Corporación para cuantas gestiones fuere necesario emprender ante los diversos organismos administrativos, apoyo que a juicio del exponente necesitó le fuere prestar todo ver que de realizarse aunque fuere parcialmente lo programado el municipio de Monda se vería promocionado en forma insospechada en el innegable beneficio que en todos los órdenes le reportaría (…).
A la vista de lo expuesto por el Sr. Alcalde, la Corporación Municipal por unanimidad acuerda:
1º Declarar de interés local la ejecución de Centro de actividades culturales presentada por D. Rodolfo Von Elsterman para instalar en el Castillo de su propiedad sito en el paraje de “La Villeta” de este término municipal. Para su realización la Corporación como representación del municipio de Monda, prestará el apoyo necesario ante cuantos Organismos administrativos hubiere que recurrir, para obtener ayuda y asesoramiento en el orden técnico y económico.
No cabe duda alguna de que Elsterman fue un adelantado a su tiempo. El alemán había encargado años antes -en 1969- el proyecto de restauración del castillo nada más y nada menos que al arquitecto Francisco Prieto-Moreno Pardo... ¿Sabéis quién era esta importante figura? Pues lo vamos a ver.
Francisco
Prieto-Moreno Pardo había nacido en Granada en 1907 en el seno de
una familia acomodada y cursó estudios de arquitectura en Madrid,
donde terminó sus estudios en 1931. Un año después y con motivo de
mejorar su formación, se desplazó a Alemania para realizar
prácticas y aprender más del oficio. En
aquellos momentos el país alemán se hundía en la vorágine de una
crisis financiera y política que parecía no tener fin, mientras
subía como la espuma el Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán, el Partido Nazi. En el país germano, y gracias a una beca, permaneció hasta finales de 1932. En aquellos momentos Alemania era centro neurálgico de la cultura arquitectónica contemporánea y allí el joven arquitecto se impregnaría del la liturgia arquitectónica racionalista y expresionista.
Su relevante trayectoria profesional estuvo muy ligada a su cargo como arquitecto conservador de la Alhambra de Granada entre 1938 y 1977, tras lo cual le siguió uno de sus hijos. Fue también el responsable de la conservación y el mantenimiento de las alcazabas de Almería y Málaga, donde desarrolló importantes actuaciones. En esta última dejó su huella, junto a otros importantes arquitectos como González Edo, Torres Balbás y Guerrero-Strachan, en los trabajos que llevó a cabo, particularmente en el rescate y restauración del barrio de viviendas de la propia Alcazaba, un lugar que sigue sin estar abierto al público por su extrema delicadeza.
Fue discípulo del emérito y prestigioso arquitecto Leopoldo Torres Balbás, considerado uno de los padres de la restauración monumental en España, que le precedió en el cargo como arquitecto conservador de esa deslumbrante maravilla de la arquitectura andalusí que ahora es el monumento más visitado de España y donde desarrolló una trascendental labor restauradora. Ambos mantuvieron una estrecha relación profesional pero si bien el anterior responsable de la conservación de la Alhambra desarrolló siempre unas escrupulosas propuestas de restauración, como haría en otros monumentos (y por lo que llegó a ser muy criticado en su momento), Prieto-Moreno tenía una visión más enfocada al creciente turismo, lo que condicionó gran parte de su tarea restauradora a la hora de acondicionar el recinto monumental a la visita pública y de proveerla de las infraestructuras necesarias. Ese sentido de lo práctico se va a plasmar en otras actuaciones suyas, como en el proyecto de restauración del castillo de Monda.
Algunas de sus restauraciones han sido muy criticadas1 pero la época que le tocó desarrollar su labor, la posguerra y dictadura, supuso una enorme losa para las tareas de conservación y restauración. En palabras de la investigadora Aroa Romero Gallardo,2 gran conocedora de su obra y de su figura: “Nos encontramos ante un profesional de la Arquitectura más proclive a la experimentación práctica que a las formulaciones teóricas. Ello se explica, en parte, por el contexto histórico en el que desarrolló su carrera profesional, el de una España marcada por las destrucciones de la guerra que, en el ámbito patrimonial, supuso desarrollar actuaciones de urgencia para salvaguardar monumentos en estado ruinoso. A pesar de todo ello, fue un arquitecto con un importante bagaje teórico destacando su formación en el ámbito de la jardinería de tradición hispanomusulmana y el paisajismo, una pasión en la que influiría decisivamente su vinculación con el conjunto nazarí”.
Por su notable formación como arquitecto y urbanista así como por su filiación política, pues fue Jefe Provincial de la Falange de Granada y fugaz Gobernador Civil de Málaga en 1939, tras la Guerra Civil ejerció como uno de los más importantes representantes de la reconstrucción franquista, donde ostentó importantes cargos siempre en relación a su papel como arquitecto y urbanista y su labor en la protección del patrimonio histórico-artístico3.
Volviendo al castillo de Monda, las obras tuvieron comienzo en los años setenta del siglo XX y a partir de ese momento comenzó una nueva transformación del cerro de la Villeta ya que se abrió un carril para mejorar el acceso al que le siguió la plantación de eucaliptos y algunos cipreses paralelos al mismo con un doble objeto: sustentarlo, agarrar el terreno, y embellecer el entorno dotándolo que una cubierta vegetal, a la que se suman un pequeño bosquete de pinos en la cara sur y algunos más distribuidos por el entorno de la fortaleza. Como vemos, se siguen los mismos esquemas de maridación de restos arqueológicos y vegetación llevados a cabo en fortalezas como la Alcazaba de Málaga o el palacio de la Alhambra, sólo que a una escala menor, como cabe comprender. No olvidemos que en sus tiempos de fortaleza en activo la vertiente meridional del cerro estaba completamente despoblada y desarbolada, dejando a la vista los restos del castillo que aún se conservaban y del roquedal donde se sustenta.
La “Alhambra” de la Sierra de las Nieves.
El proyecto de Francisco Prieto-Moreno Pardo
El proyecto planteado por Prieto-Moreno para el castillo de Monda, en el que eran visibles las influencias alhambrinas y de la alcazaba de Málaga, fruto de su larga experiencia, suponía la reconstrucción integral de sus murallas y de sus torres donde, según observamos en el dibujo del proyecto, emplearía la técnica de la mampostería y el tapial encintados así como el ladrillo de barro cocido en los encintados, en los ángulos y en los arcos, que nos recuerda mucho a la Alcazaba de Málaga. Mientras, a las torres se les habilitaría de estancias internas y tendrían varias alturas, para que sirvieran a modo de oteros y miradores.
En el proyecto se planteaba la construcción de un adarve o paseo de ronda que recorriera toda la obra y diera acceso a las torres. A través de distintas escaleras se accedería a este adarve, desde el que se podría recorrer todo el perímetro de la celoquia (la zona oriental de la construcción) y el albacar (la zona occidental) ofreciendo unas inmejorables vistas a todo el entorno que rodea al castillo: Monda, el valle del Guadalhorce, la Sierra de las Nieves... Igualmente se proponía la creación de un espacio ajardinado en la zona oriental del recinto superior, la celoquia, y compuesto por una gran fuente central rodeada de distintos estanques, surtidores, jardineras… en el que esboza setos, cipreses y árboles ornamentales. Este espacio ajardinado iría siguiendo un plano en sentido decreciente, de oeste a este, mediante la introducción de rampas y algunos escalones. Y es que el agua fue la protagonista en los jardines andalusíes por su musicalidad, por los juegos de reflejos que hacía, por las fuentes y jardines que alimentaba, por la frescura que creaba... no hay más que ver la Alhambra. Muy claramente observamos que ese espíritu lo quiso implementar Francisco Prieto-Moreno en su proyecto sobre el Castillo de Monda, en su concepción de esa pequeña "Alhambra" de la Sierra de las Nieves. Hoy día este espacio se encuentra ocupado por un bellísimo y cuidado jardín, que se inspira y bebe lejanamente en el proyecto e ideas de Prieto-Moreno.
El albacar, igualmente, se encontraría ajardinado pues el autor esboza en el alzado algunos cipreses y otros árboles que darían sombra y crearían ambiente. Al igual que ocurre con el espacio anterior esta parte se dotaría de un adarve que recorrería sólo la zona sur del muro y al que se accedería a través de pequeñas escaleras. Huelga decir que Prieto-Moreno era un profundo conocedor de los jardines de tradición andalusí. Sus principales aportaciones y reflexiones sobre esta materia quedaron recogidos en su libro Los jardines de Granada, editado en 1952, donde expone su interés por la imbricación de la arquitectura y el paisaje, que lleva a la práctica en los jardines de la Alhambra y en otras intervenciones, como algunos jardines de la Alcazaba de Málaga. Esa concepción es patente en su proyecto de restauración del castillo de Monda y pervive en el pinar que rodea a la fortaleza, en los cipreses y eucaliptos que se encuentran junto al camino de acceso, y en el jardín interior del Hotel El Castillo de Monda.
En lo que se refiere a la dimensión reconstructiva, el empleo de la mampostería, el uso del ladrillo en los ángulos de las torres y parte de las murallas así como en determinados vanos, la imitación de tapial en torres y murallas… nos recuerda a la alcazaba Málaga. Y es que Prieto-Moreno apostó a lo largo de su dilatada carrera por la restauración con materiales y técnicas tradicionales. De hecho, en la Alhambra promovió la creación de un taller para la formación de artesanos del yeso, de la madera, de la albañilería y de la jardinería, lo cual se refleja en la calidad de sus obras.
Al la zona sur del castillo, a los pies del roquedal, se le añade un espacio para el estacionamiento de vehículos al que el autor nombra como Plaza, que daría acceso al recinto mediante una puerta rematada con un arco de medio punto ejecutado en ladrillo de barro cocido que daría paso a un túnel horadado en la ladera de la Villeta para acceder por un ascensor a la torre que se encuentra adosada a la torre del Homenaje, según la denomina en el proyecto.
Prieto-Moreno, arquitecto muy práctico y experimentado, realizó con el castillo de Monda un proyecto de restauración enfocado al turismo, pero no con carácter de alojamiento sino como un monumento visitable al igual que la alcazaba de Málaga o la de Almería. Su temprana visión del aprovechamiento turístico de la Alhambra de Granada y la efervescencia del turismo en la cercana Costa del Sol, amén de los deseos de la propiedad del inmueble, influyeron en el diseño del proyecto, de una obra pensada para el disfrute, para el paseo y deleite por los jardines y las viejas ruinas restauradas.
En este proyecto de restauración, donde no se incluía la muralla de cierre de la alquería, en la cara norte, se observan siete torres en los dos espacios en los que se subdivide el recinto superior. Algunas de ellas las reconocemos claramente hoy día, pues han llegado hasta nuestros días, de otras tenemos testimonio gráficos pero hay dos que ni aparecen en fotografías ni en las excavaciones desarrolladas por Acién Almansa y Rambla Torralbo. Veamos.
Comenzaremos a describirlas desde oeste a este empezando por la cara sur y el primer recinto, el albacar, y seguiremos con el siguiente recinto, la celoquia, La torre del extremo occidental (nº 1) se mantiene en la actualidad y está formada por un conjunto muy singular donde hay una torre poligonal embutida en otra de planta cuadrangular y otros elementos, sin embargo en el plano, el arquitecto la refleja con planta cuadrada; la siguiente torre (nº 2) no aparece más que en este plano y en algunas fotografías antiguas -donde ya se observaba parcialmente conservada- así como en el croquis levantado por profesor Sebastián Fernández López, así pues todo apunta a que debió desplomarse en la década de los setenta.
Si continuamos hacia el este nos encontramos con dos torres adheridas la una a la otra, la más oriental es de mayor envergadura y pertenece ya al recinto de la celoquia (nº 3 y nº 4). Continuando hacia el este nos topamos con la siguiente estructura de torre (nº 5), la conocida popularmente como la torre Cuadrada o casa del Moro, que se mantiene en pie y se encuentra integrada en la obra del hotel pudiendo ser visitada. En el extremo oriental nos encontramos con la última torre de la fachada sur (nº 6), de la que poco se conservaba y que actualmente se encuentra completamente embutida en la obra nueva. Los mondeños la conocían como el Poyo. En el frente norte de la celoquia se dibuja otra torre cuadrangular que se corresponde con la que hay en la actualidad y se encuentra recrecida mientras que la muralla de cierre del albacar no se completa. Todas ellas, según venía recogido en el proyecto, tendrían estancias internas con accesos y ventanas, contemplando incluso el recrecimiento de algunas torres con nuevas plantas en altura, siguiendo así las líneas de la Alcazaba de Málaga y la Alhambra de Granada.
En lo que se refiere a las torres nº 3 y nº 4 del proyecto, la lectura e interpretación se complica. Éstas se ubican en el punto de encuentro entre el albacar y la celoquia, en el centro del recinto superior y marcando la separación de ambos espacios. La nº 4, de mayor tamaño y altura que las demás, es denominada por el arquitecto como torre del Homenaje. Las torres de homenaje en fortalezas nazaríes son una influencia de la poliorcética castellana y normalmente se suelen colocar en un ángulo de la fortaleza. Suele tratarse de la torre más fuerte del conjunto, de carácter residencial y protección última de la autoridad de la fortaleza junto con su guarnición.
...la restauración de Prieto-Moreno impide comprobar la existencia o no de torre residencial en la celoquia, una de las transformaciones más frecuentes en época nazarí que cumple con la función de albergue del alcaide estatal, si bien dichas torres de influencia feudal se suelen dar tan sólo en los grandes husun cabeceras de comarcas y en los fronterizos, lo que no es el caso de Monda.
En cambio sí que conocemos la rigurosidad de Prieto-Moreno a la hora de realizar su labor restauradora, por lo que cabría preguntarse si se trata de elementos exnovo planteados por el autor -como la zona ajardinada- o si, por el contrario, ya existía algún tipo de vestigio que le permitiera plantear la construcción o reconstrucción de estas dos torres. La verdad es que no lo podemos saber con certeza pues, como se ha señalado, no se conservan más pruebas o datos que apunten en esa dirección.
Las obras comenzaron a ejecutarse a mediados de los años setenta, siguiendo el proyecto de Prieto-Moreno, pues una noticia del ABC de Sevilla publicada del 20 de enero de 1974 que se hace eco de las primeras obras. Entre las fotografías que acompañan a la noticia hay una imagen del alzado Sur de la celoquia donde puede apreciarse la eliminación de algunas torres y la reducción en tamaño de otras mientras que se agregan otras estancias con otras volumetrías; entre la modificaciones llama la atención una arquería de ladrillos de barro cocido y que no aparecía en el proyecto inicial de Prieto Moreno que finalmente fue construida y que hoy día se encuentra integrada en la cafetería del Hotel El Castillo de Monda y que durante décadas estuvo a la intemperie.
La propuesta de restauración de Francisco Prieto-Moreno seguía las estelas de la Alcazaba de Málaga y de la universal Alhambra de Granada y tenía unos fines eminentemente turísticos que de haberse concretado tal y como venía recogido en el proyecto, el castillo de Monda se habría convertido en un elemento dinamizador de la economía local de trascendental importancia y, sin duda alguna, habría despertado y estimulado muy tempranamente el sector turístico local. En tal sentido fue una propuesta muy audaz fruto de una gran visión de futuro en unos tiempos en que el turismo de la Costa del Sol empezaba a ascender ya de forma imparable. Que pena que no se llegara a ejecutar en su totalidad ya que en la Sierra de las Nieves hubiéramos contado con nuestra propia “Alhambra”.
Comienzan los problemas.
Un sueño que se torna pesadilla.
En 1986 la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico-Artístico de Málaga declaró improcedente la construcción de una segunda fase en el castillo de Monda que tenía prevista Rudolf Von Elsterman. El motivo principal fue que algunas murallas y estructuras defensivas vinculadas al castillo podían verse negativamente afectadas por las obras. Previamente, en otras comunicaciones, ya había advertido de la necesidad de mantener una distancia prudencial entre los restos originales y las nuevas construcciones.
El 4 de noviembre de 1986, poco después de que la Diputación Provincial de Málaga hiciera el catálogo de yacimientos arqueológicos de Monda en junio de ese mismo año para incluirlo dentro de las recién redactadas Normas Subsidiarias de la localidad, durante su fase de Avance en exposición pública para su aprobación, Rudolf Von Elstermann presentó una reclamación. En ella solicitaba que una parcela de su propiedad en la que había restos arqueológicos cambiase su calificación de SUELO NO URBANIZABLE PROTEGIDO por el de SUELO URBANO, adjuntando una serie de planos de ubicación de la parcela. La finalidad del cambio de calificación era la de poder urbanizar esa parcela.
Von Elsterman se encontró una contundente negativa por parte de la Administración, pues el emérito arqueólogo de la Diputación Provincial de Málaga, Ángel Recio, al respecto de la alegación del mencionado propietario, presentó en febrero de 1987 un Informe sobre el Castillo de Monda4 en el que realizaba una breve descripción de la fortaleza y daba cuenta del calamitoso estado de conservación de sus elementos compositivos. Además de informar en contra del cambio de calificación porque la parcela contenía importantes restos arqueológicos, señalaba negativamente las obras que ya existían recogiendo en su informe que En la cima del cerro existen una serie de construcciones modernas adosadas a las medievales, o encima de ellas, que constituye uno de los más graves atentados al Patrimonio arqueológico cometido en nuestra provincia…
Hacia el final de su informe, en las propuestas, recogía que no debía procederse al cambio en la calificación de la parcela además de recomendar que pasara a manos públicas. Igualmente proponía tanto la destrucción de la obra nueva ajena al castillo así como la consolidación y restauración de todas las estructuras muradas visibles en superficie (murallas, torres…).
Poco después von Elsterman, hastiado y cansado de tantas cortapisas administrativas y burocráticas, de tantos retrasos, de problemas con las constructoras... y ante la imposibilidad de ejecutar el proyecto inicial, vendió el castillo a unos empresarios extranjeros que fueron los que más adelante promovieron la edificación del Hotel El Castillo de Monda, según proyecto del afamado arquitecto Salvador Moreno Peralta y de Manuel de Castro. El sueño de Rudolf von Elsterman había tocado a su fin...
En 1988 la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico-Artístico, a raíz de una consulta realizada por los arquitectos Manuel de Castro Morcillo y Salvador Moreno Peralta sobre una hipotética terminación del proyecto de la época de Von Elsterman, emitió la siguiente contestación (acuerdo 61/88):
La Comisión expresa la convicción unánime de que debe seguirse otra línea de construcción que salvaguarde el monumento original, elaborando un proyecto en función de un estudio de lo que era el Castillo antes de iniciarse la ejecución del proyecto anterior.
De lo manifestado por la Comisión se desprende que la anterior intervención constructiva en el castillo de Monda, fruto del proyecto de Prieto Moreno-Pardo, era valorada como no muy acertada...
La actuación de Moreno Peralta y Manuel de Castro
Finalmente el resultado del edificio construido fue el que todos conocemos y no sabemos si llegó a llevarse a cabo o no un estudio “de lo que era el Castillo antes de iniciarse la ejecución del proyecto anterior”, como indicaba la Comisión de Patrimonio Histórico-Artístico. Lo que no deja de ser curioso es que para ese último proyecto la Administración no pusiera tantas objeciones, ni trabas, ni cortapisas… llegando incluso a subvencionar el proyecto con una jugosa cantidad de dinero.
Entre el proyecto de Prieto Moreno-Pardo y el de Moreno Peralta y Manuel de Castro, no cabe duda de que las diferencias son abismales siendo el del primero más fiel a la naturaleza del castillo de Monda y de mayor sensibilidad patrimonial, aunque claramente enfocado al turismo. Y aunque finalmente se impuso el proyecto de Moreno Peralta y Manuel de Castro, lo cierto es que contamos en nuestro pueblo con un hotel de lujo mundialmente conocido, Hotel El Castillo de Monda, que genera decenas de empleos, que tiene un fuerte impacto económico en toda la zona, que ejerce como elemento tractor de otros sectores económicos y que lleva el nombre de Monda a casi todos los rincones del Mundo. Es, tengámoslo presente, el único de sus características en todo el Parque Nacional Sierra de las Nieves y su entorno y todavía perviven en él algunas de las ideas de Prieto-Moreno y, quizás, me gustaría pensar, parte del sueño de Rudolf Von Elsterman, de esa pequeña "Alhambra" de la Sierra de las Nieves.
1 Por la restauración de la Catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza ha sido fuertemente criticado al insertar en la misma varias vidrieras con escudos heráldicos de Franco y otros personajes importantes del franquismo así como señalados falangistas.
2 ROMERO GALLARDO, A.: La conservación en la Alhambra y la labor de Francisco Prieto-Moreno. En La Alhambra. Historia, arte y patrimonio.
3 Trabajó en la Dirección General de Regiones Devastadas y fue Director General de Arquitectura hasta 1960, sustituyendo al mismísimo Pedro Muguruza, autor del Valle de los Caídos. Los trabajos como urbanista y restaurador de Prieto-Moreno son numerosos y reconocidos. Además de su papel en la Alhambra, fue también restaurador y conservador de la Alcazaba de Almería.
4 Archivo General Diputación de Málaga