A veces uno se levanta por la
mañana y tras consultar el correo electrónico se lleva una pero que muy grata
sorpresa...
No hace muchos días arribó al
buzón de mi e-mail en el Ayuntamiento de Monda un correo electrónico procedente de Córdoba. Lo enviaba Nicolás
Lesmes a través de un amigo suyo desde esta bella ciudad, antaño capital de
al-Andalus y cuyo famoso puente peina las aguas del Guadalquivir con sus
numerosos tajamares desde tiempo inmemorial. En esta carta informaba sobre la
figura del poeta Juan Jiménez Macías, conocido por aquellos lares como
“Mondeño”, y del gesto que había tenido el Ayuntamiento de Córdoba al dedicarle
una calle.
Juan Jiménez Macías era un vecino de Monda que nació un caluroso cinco de mayo del año 1941 en la vivienda nº 40 de la calle Coronel Bernal (actual calle Enmedio), hijo de José Jiménez y de Encarnación Macías, tal y como consta en su certificado de nacimiento. Ya muy joven y para buscarse la vida en los amargos años que siguieron a nuestra Guerra Civil, hubo de trasladarse a la ciudad de Málaga, donde trabajó con denuedo en una carbonería en el castizo barrio de la Trinidad, no muy lejos de la Iglesia de San Pablo. Más tarde vendría su traslado a Córdoba, al obrero barrio Huerto de la Reina, donde se asentó definitivamente y donde encontró la punta de su raíz sin olvidar nunca su Monda natal.
En su libro “Mondeño. Pensamientos y glosario poético”, encontramos una primera referencia a u vida y experiencia vital:
Juan Jiménez Macías nació, un cinnco de mayo de mil novecientos cuarenta y uno en la villa de Monda, pueblo de la serranía de Ronda. Pueblo histórico por sus acuñaciones de monedas romanas y, posteriormente, de monedas árabes, perteneciendo el pueblo al califato cordobés.
Juan empezó su vida laboral, como la mayoría de aquella época, siendo un niño, que al fallecer su padre joven, tuvo que sacar los estudios primarios, compatibilizándolos con el trabajo de carbonero. a la edad de catorce años, fue repartidor con un carro tirado por un noble animal como es el borrico, cargado de cajas de botellas de lejía. a los dieciséis años, cambió el trabajo siendo faenero en el puerto de Málaga, cuando faltaba personal en plantilla fija que pertenecía al puerto, compatibilizando esta labor con la carga y descarga de carbón que entraba en la estación de Renfe en Málaga.
Así fue la vida, tirando hasta los escasos dieciocho años, donde le picó el gusanillo de la "hombría", aventura o ganas de comerse el mundo, marchándose con varios amigos a Barcelona, Mataró, San Juan,etc. No sabiendo aún porqué, marchó en solitario a Pedrosa de Valdeporres (Burgos), trabajando en el Túnel de la Engaña. Tras varios meses de padecimientos y, viendo como los compañeros perdían la vida en el túnel, marchó a San Juan de San Pedro, aldea Tamajón, pueblo de Humanes, provincia de Guadalajara, Pantano de Isabel II, trabajo túnel, es decir, el mismo trabajo cambiando de lugar. Aunque aquí no se presenciaron accidentes mortales.
Con idas a Avilés (Asturias) y venidas a Andalucía, conoció Córdoba, tierra que sin saber cómo, lo fue germinando de embrujo y raíz, y, en pocos meses, fue conscientemente arropado en el amor y en la belleza de la tierra cordobesa.
En mil novecientos sesenta y tres vino aquel servicio militar, dicho sea de paso,fue un relax para sus aventuras y desventuras. Unidad de farmacia militar de Melilla, con mucho tiempo libre, que fue bien aprovechado para empezar a estudiar y escribir sus primeras poesías y pensamientos.
De vuelta a la vida civil, su vida laboral, dio un cambio de vuelta de camisa. Trabajó en una empresa multinacional, como vendedor de la misma, sacando buen provecho. La empresa daba un curso de ventas que era muy beneficioso para la instrucción del vendedor. En futuro próximo daría su rendimiento.
Por cuestiones personales volvió a Málaga, trabajando en otra empresa multinacional, ocupando el mismo puesto de trabajo que en la anterior. Por la cosa estuvo un año, sin dejar de venir a Córdoba. Se casó en la misma Huerta de la Reina, con una buena compañera, pues, de todos es sabido, los sinsabores de la vida a los cuales tapa y ayuda el cariño,amor y fe de la pareja. Dos años largos en la costa, y decidieron poner una pequeña tienda de siete metros cuadrados en arrendamiento. Treinta años de "tendero". Así fue la etapa definitiva de su vida laboral.
Juan empezó su vida laboral, como la mayoría de aquella época, siendo un niño, que al fallecer su padre joven, tuvo que sacar los estudios primarios, compatibilizándolos con el trabajo de carbonero. a la edad de catorce años, fue repartidor con un carro tirado por un noble animal como es el borrico, cargado de cajas de botellas de lejía. a los dieciséis años, cambió el trabajo siendo faenero en el puerto de Málaga, cuando faltaba personal en plantilla fija que pertenecía al puerto, compatibilizando esta labor con la carga y descarga de carbón que entraba en la estación de Renfe en Málaga.
Así fue la vida, tirando hasta los escasos dieciocho años, donde le picó el gusanillo de la "hombría", aventura o ganas de comerse el mundo, marchándose con varios amigos a Barcelona, Mataró, San Juan,etc. No sabiendo aún porqué, marchó en solitario a Pedrosa de Valdeporres (Burgos), trabajando en el Túnel de la Engaña. Tras varios meses de padecimientos y, viendo como los compañeros perdían la vida en el túnel, marchó a San Juan de San Pedro, aldea Tamajón, pueblo de Humanes, provincia de Guadalajara, Pantano de Isabel II, trabajo túnel, es decir, el mismo trabajo cambiando de lugar. Aunque aquí no se presenciaron accidentes mortales.
Con idas a Avilés (Asturias) y venidas a Andalucía, conoció Córdoba, tierra que sin saber cómo, lo fue germinando de embrujo y raíz, y, en pocos meses, fue conscientemente arropado en el amor y en la belleza de la tierra cordobesa.
En mil novecientos sesenta y tres vino aquel servicio militar, dicho sea de paso,fue un relax para sus aventuras y desventuras. Unidad de farmacia militar de Melilla, con mucho tiempo libre, que fue bien aprovechado para empezar a estudiar y escribir sus primeras poesías y pensamientos.
De vuelta a la vida civil, su vida laboral, dio un cambio de vuelta de camisa. Trabajó en una empresa multinacional, como vendedor de la misma, sacando buen provecho. La empresa daba un curso de ventas que era muy beneficioso para la instrucción del vendedor. En futuro próximo daría su rendimiento.
Por cuestiones personales volvió a Málaga, trabajando en otra empresa multinacional, ocupando el mismo puesto de trabajo que en la anterior. Por la cosa estuvo un año, sin dejar de venir a Córdoba. Se casó en la misma Huerta de la Reina, con una buena compañera, pues, de todos es sabido, los sinsabores de la vida a los cuales tapa y ayuda el cariño,amor y fe de la pareja. Dos años largos en la costa, y decidieron poner una pequeña tienda de siete metros cuadrados en arrendamiento. Treinta años de "tendero". Así fue la etapa definitiva de su vida laboral.
Fue por iniciativa de sus propios
vecinos y amigos ya que era una persona muy querida por todos y por los
numerosos premios que recibió por su manejo en el arte de las letras, que se
promovió el bautizar una calle con su
nombre.
En Monda nunca había oído hablar de él. El único
“Mondeño” que conocía (y que conocemos muchos) es el afamado torero. Es más,
cuando después he preguntado a la gente mayor del pueblo sólo he podido arañar
un vago y borroso recuerdo de su memoria. Su hija María Dolores, con la que
pude contactar, nos da más pistas sobre su ascendencia y orígenes,
concretamente sobre sus progenitores: Mi abuelo José Jiménez Rubiales,
piconero de profesión, era apodado como “Pepe el de la Sidra” y mi abuela
Encarnación Macías “Encarna la Teresita”.
Recurrimos nuevamente a su libro
“Mondeño. Pensamientos y glosario poético”, para ver el poema que le dedica a la ciudad de
Córdoba:
CÓRDOBA
Córdoba de las culturas
tiene raíces que son embrujadoras,
Córdoba con su elegancia y finura
Sello propio de gran señora.
Séneca… Averroes…
el pintor Julio Romero,
mirando a mi cordobesa
me siento, en el cielo.
Mi Cristo de los Faroles
en la Plaza de Capuchinos
¡Ay! Virgen de los Dolores,
Estampa de lo divino.
Por la tarde, con más tiempo y tranquilidad, volví a leer el mencionado correo
electrónico que envió Nicolás Lesmes, a lo que siguió una furtiva
búsqueda en Internet sobre Juan Jiménez, donde aparece mencionado en varias webs. La primera entrada
del buscador nos dirige a un vídeo con
el homenaje póstumo que le rindió la ciudad de Córdoba en 2010 durante la
celebración de su carnaval en el Gran Teatro de Córdoba.
Sigo buscando y encuentro la web
de la Asociación Cultural “Amigos de Villafranca de Córdoba”, donde Catalina
Gómez Díaz, una de sus socias y trabajadora del Hospital Reina Sofía donde
atendió a “Mondeño”, le dedica una reseña y unas palabras de agradecimiento ya
a título póstumo, donde agrega un poema que el poeta le envió y que a continuación
reproducimos:
UNIVERSO
RENOVADO
No hagas caso a este poeta…
Pues no vale la pena…
Ya que su mente conlleva
Fantasías de soles y estrellas.
Oh, poeta de la naturaleza
que encoge su corazón al llanto
donde pensamientos puritanos
o maldad es un espanto.
Oh, subconsciente que reluce
de pensamientos ignorados
de los mundos del universo
en visión futura y pasada.
Oh, montañas que se harán mares
desierto será el propio mar
vendrán nuevos dioses terrestres
otra vez el pájaro, aprenderá a volar.
Vuelve el mundo a ser dueño
de todo lo que nos dio prestado
y vuelve
otra vez a concederlo
creando nuevos mundos pasados.
De mundos está lleno el universo
aún siendo por nosotros ignorados
no viendo nuestro crecido saber
que la naturaleza nos regala,
aún siendo prestado.
No hagas caso a este poeta…
No vale la pena…
ya que su mente conlleva
fantasías de soles y estrellas.
Prosigo indagando en Internet y no
tardo en encontrar su huella en forma de colaboración en la publicación digital
“Cuadernos del Rebalaje” nº 21, dedicada a las Letras Flamencas por Jabegote (es un cante marengo, uno de los palos del flamenco del grupo de los cantes malagueños),
donde el autor, José Espejo Delgado, le dedica unas palabras de agradecimiento.
Nicolás Lesmes nos hacer llegar
también una carta de homenaje a Juan Jiménez, que se encuentra publicada en el
Diario de Córdoba, que a continuación se reproduce:
Homenaje al Caballero de Monda
Con el ruego de su publicación en cartas
al director, en nombre de todos los
vecinos de la Huerta
de la Reina y
en el mío propio, queremos rendir este pequeño homenaje a Don Juan Jiménez Macías.
Desde su llegada a nuestra tierra
cordobesa, fue bien acogido por todos y le honramos con nuestra más que
merecida amistad.
Llegaste muy joven y con una gran ilusión y
con el paso del tiempo llegaste a sentirte un cordobés más entre nosotros y
mucho más aun, cunando encontraste al gran amor de tu vida, que fue, la señora
María Aranda. Una gran dama llena de bondad e irradiando alegría a todas horas.
Ella hizo realidad, en el malagueño de Monda,
que a pesar de su acento mediterráneo, se hiciese tan cordobés como el
que más.
Estableció su negocio, dedicado a
frutería y alimentación: Casa Juanito el “Malagueño,” en la calle Pintor
Palomino esquina a la calle Colombia. Su establecimiento gozaba de gran
reputación por la gran calidad de los productos que ofertaba, así como por su
trato afable y sencillo con su numerosa clientela. Juan ganó fama de ser buen conocedor, tanto
en frutas y hortalizas, así como de la alimentación en general, llegando a ser
muy reconocido por toda Córdoba.
Otra faceta muy interesante de su vida
era su altruismo demostrado una y mil veces, con los chavales del barrio, que
soñaban con ser futbolistas. Él los montaba en su 4L y los llevaba por esos
campos de fútbol de los pueblos y una vez acabados los partidos, les repartía
bocadillos y refrescos, que previamente había preparado en su tienda. Así mismo
los fotografiaba, les regalaba las fotos y muchas de ellas las exponía en su establecimiento
para orgullo de sus padres.
Sin lugar a dudas, lo más interesante de
Juan Jiménez, el “Caballero Legionario” fue su andadura poética. El duende que
atesoraba su alma, alcanzó fama universal, tanto que, aún hoy seguimos añorando
sus maravillosos poemas.
Nuestro ayuntamiento también ha querido
perpetuar su memoria colocando una placa con su nombre en una zona ajardinada
del Tablero bajo. Los vecinos de la
Huerta de la Reina nos sentimos congratulados por ese
nombramiento.
Nuevamente hemos de recurrir a su libro “Mondeño.
Pensamientos y glosario poético”, para encontrar un poema que dedica a Málaga donde, como se ha señalado, trabajó en una carbonería del
tradicional barrio de la Trinidad:
MÁLAGA
Málaga, belleza natural
clima soñado por el humano
tierra de amor fraternal
donde, cariño de hermano.
Espigón de la farola
cada una de su roca, es vida
cuando te embelesan las olas
asomando las algas floridas.
Luces del faro…
que entrelazan las estrellas,
eres tú Málaga de mi alma
¡de las estampas! La más bella.
En ese mismo libro encontramos algunas referencias a sus
recuerdos en la carbonería en la que trabajaba:
Un despacho de carbón, se llama
“Carbonería”, en una ciudad cálida, con
frío húmedo y poca ropa en el cuerpo, en invierno del año.
Las seis y treinta de la mañana, un niño
vivo en imaginación y maravillosamente ignorante en su juventud, abría la
carbonería y empezaba su tarea cotidiana encendiendo la “copa”, brasero de
carbón, que se prendía con una tea de leña. Preparaba carbón y partía leña para
su venta. Era una pequeña ayuda para su madre que hacía las tareas cotidianas,
para luego tener que estar el resto del largo día en el despacho.
Venía algún que otro cliente que se
atendía siempre bien, enseñanza que el niño aprendió de su madre.
María Dolores Jiménez, una de sus
tres hijas, nos envía una completa y cariñosa
reseña sobre el origen, vida y trayectoria poética de su padre, Juan Jiménez
Macías, “Mondeño”, que por su enorme interés compartimos al objeto de darlo a conocer:
El poeta D. Juan Jiménez Macías
“Mondeño” nació el 5 de mayo de 1941 en Monda, provincia de Málaga. Siendo muy
pequeño su familia, de origen piconero, se trasladó al barrio de la Trinidad,
en la capital malagueña, regentando un negocio de venta de carbón. Nunca olvidó
sus orígenes y, fuera donde fuere, nombraba a la Monda de su alma, la refería a
modo de broma como la “nación de Monda”.
En 1968 se casó con una cordobesa cuya
familia estaba afincada en el barrio “Huerta de la Reina” de la capital
cordobesa. Por todos muy conocido y querido, estuvo regentando un negocio
familiar en dicho barrio donde vivió más de cuarenta años. Su ánimo era tal que
hoy en día aún se le recuerda por los chistes que hacía mientras atendía a sus
vecinos con una gracia natural e innata, o sus carteles colocados en un pequeño
escaparate escritos con tal ingenio que no había viandante que no detuviera
para su lectura.
Fue un trabajador infatigable y una
persona inquieta que comenzó a escribir sus letrillas de manera privada en la
soledad de su trastienda. Más adelante, a finales de la década de los ochenta,
sus letras fueron publicadas en el carnaval cordobés, destacando en los
cuartetos, de los cuales siempre consiguió buenas críticas obteniendo varios
premios, a destacar: segundo premio en 1985, primero en 1986 y tercero en 1987.
También se atrevió con la chirigota, obteniendo el tercer premio en 1988,
segundo premio y primero en cuplé de 1989 y segundo premio en 1990. Los más de
diez años de su trayectoria carnavalesca, los numerosos premios conseguidos y
las “colaboraciones anónimas” que realizó en este campo este genio de la
crítica, avalan a este gran poeta
humilde en su día a día.
Publica una pequeña parte de su gran
obra en el libro titulado MONDEÑO,
compuesto por poesías, pensamientos, varios tipos de cantes y narrativa
ácrata. Este ejemplar está inscrito por la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía en el Registro de la Propiedad
Intelectual en el año 2003. Aunque está pendiente publicar gran parte de su
obra, en este libro se ven reflejados importantes esbozos de su arte y
escritura.
En el año 2006 presenta “Canto a
Córdoba”, una pincelada de su trabajo en el Primer Premio Literario “Córdoba,
Patrimonio de la Humanidad” recibiendo una mención especial por parte del
Ayuntamiento de Córdoba.
En el 2007 en el Segundo Premio
Literario “Córdoba, Patrimonio de la Humanidad”, vuelve a recibir el mismo
reconocimiento por “Una vivencia de Córdoba”.
El 14 de octubre de 2009 fallece a los
68 años de edad, después de una fuerte lucha contra el cáncer, donde demostró
valentía y enormes ganas de vivir.
En el carnaval de febrero de 2010 se le
realiza un emotivo homenaje en el Gran Teatro de Córdoba, donde se le concedió
el primer premio en la historia de esta fiesta en la ciudad por su trayectoria
como letrista en este concurso otorgado por la Asociación de Autores y
Directores del Carnaval y por la Asociación del Carnaval de Córdoba.
Conocido y querido por todo el barrio de
la Huerta de las Reina, la asociación de vecinos solicita ante el Ayuntamiento
de Córdoba designar una calle cercana al barrio con el nombre de Poeta Juan
Jiménez Macías “El Mondeño”. Apodo con el que firmaba sus poemas, señal
inequívoca de lo orgulloso que se sentía de su pueblo, su nación “Monda”.
En su obra poética encontramos dos poemas dedicados a
nuestro pueblo, a su “nación de Monda”, que podemos leer a continuación:
MONDA DE MAÑANA
Que alegría me das
verte por la mañana,
metida en tu silencio
del respirar de sus sierras.
amapolas, margaritas,
sangre de toro, campanitas,
flores como un manto
echado en tu tierra.
Como si fuera posible
realzar más tu belleza,
eres una pincelada
de Dios a la
naturaleza.
Mi corazón repite salto
cuando veo tu suelo
nunca siento la tristeza,
parece que me hablan
las raíces de mi sangre,
¡Sin saber yo, cómo expresarles!
Duermo sin dejar
con mi mente de abrazarte,
no quiero de ti despegar
hasta que la vida me arranque.
Mi mente esta extraña
que mi persona no se esconda;
eres tú, villa de Monda
la que me haces soñar.
MI PUEBLO
Mi pueblo, es serrano
es la tierra, donde nací
donde está las raíces de mi raíz
aunque de él me marché pronto
siempre vuelvo por allí.
Mi pueblo, fue villa
con acuñaciones romanas
monedas árabes, también
tierra reconocida como suya
en el califato cordobés.
Mi pueblo, tiene su historia
siempre orgullo, lo siento
aunque sea, egoísmo humano
de gloria, sus recuerdos, me llenó
quizás así, a mis raíces llevó.
Mi pueblo, nunca lo olvido
habiendo pasado, muchos años
muchos; que de Córdoba me enamoré
sin sentir celos, por ambos ningunos
pués, es volver al volver.
Mi pueblo, sigue viviendo
el tiempo machacosamente pasa
menos para él, más para mí
mi carió, lo sigue manteniendo
como lo hizo, mi raíz.
Mi pueblo, lo piso y lo paseo
a los paisanos, soy desconocido
en mi propia sombra, me cobijo
y mi soledad, de sueños vencidos,
corazón mío, con mi tristeza aflijo.
Mi pueblo tiene mi nostalgia
del recuerdo de aquellos míos
aquella, santa, madre que tuve
cariñosa y luchadora, mi abuela
punzadas, inolvidable de esta tierra.
Mi pueblo sabe…
que el viejo no olvida…
fuente de la Jaula, la de la Villa
sierra que con el sol brilla
y con el viento chilla.
Mi pueblo, se llama, Monda
junto con mis amores, a Córdoba
hace feliz, mi exquisitez
que en esta, tierra de mis sueños
Mondeño siempre seré.
Terminamos esta reseña a Juan
Jiménez Macías, “Mondeño”, con las palabras que su hija le dedica en uno de sus correos:
A pesar de que mi padre se fue muy
pequeñito de Monda tenía familia que visitaba durante su infancia y con
posterioridad y en su juventud y madurez. Nunca olvidó sus raíces y creo que,
con los años, tenía a su pueblo aún mas presente.
Tenía un negocio de apuestas mixtas en el barrio de la Huerta de la Reina en Córdoba Capital, aún continúa abierto, lo regenta una hermana mía, ya veis en la foto adjunta como se llama...
Tenía un negocio de apuestas mixtas en el barrio de la Huerta de la Reina en Córdoba Capital, aún continúa abierto, lo regenta una hermana mía, ya veis en la foto adjunta como se llama...
Para la familia es un honor y un
orgullo, el cariño que tantas personas han demostrado por la figura de mi
padre. Fue una persona con una fuerte energía vital desde luego no pasó
desapercibido, en estos años numerosas personas nos han enviado y publicado
escritos de agradecimiento a la figura de mi padre.
Lo más sorprendente de todo es que a
pesar de sus humildes orígenes, de su falta de estudios académicos, supo
formarse, era autodidacta y tremendamente inteligente. Logró el éxito
profesional partiendo de la nada, tuvo varios negocios, tres hijas a las que
dio estudios y un futuro y una mujer que lo adoró y dejó en una posición
acomodada gracias al trabajo de ambos.
Aportó al carnaval de Córdoba sus letras
de la que obtuvo numerosos premios pero lo más importante fue su aportación
anónima en cientos de colaboraciones, esa fue la que las personas agradecían
realmente.
Agradecimientos
Nicolás Lesmes Toledano
José Manuel Hernández
María Dolores Jiménez Martínez
Diego Javier Sánchez Guerra