sábado, 18 de enero de 2014

LA VILLA DE OJÉN EN UN DIBUJO DEL SIGLO XVI REALIZADO POR ANTON VAN DEN WYNGAERDE



   Cuando el flamenco Anton Van den Wyngaerde realizó este bello dibujo de Ojén en el año de 1567, este bonito y pintoresco municipio era todavía una localidad de población mayoritariamente morisca, donde la mayor parte de sus habitantes hablaban la algarabía y practicaban sus ritos islámicos en privado. En esa fecha todavía no había estallado la revuelta morisca (cosa que ocurriría un par de años después) que llevaría a la expulsión de los moriscos y a la repoblación de estas tierras con familias cristianas de diferentes procedencias.

Fuente: Iluana.com

   El vecino de Ojén e investigador Alfonso Sánchez Mairena rescató este dibujo en un interesante artículo que dedicó al castillo de Ojén: Aparato defensivo y repoblación del reino de Granada. El Castillo de Ojén (Málaga) en el siglo XVI, un excelente trabajo con el que se puede conocer mejor esta fortaleza y su vital importancia estratégica.

   Se trata, hasta el momento, de la representación gráfica más antigua que se conserva de un pueblo de la Sierra de las Nieves y cabría reseñar que este autor solía representar grandes ciudades, grandes poblaciones, con lo que este dibujo de Ojén puede considerarse una singularidad dentro de su enorme obra.

   Antes de pasar a comentarlo debemos tener presente que estamos ante un dibujo y no una fotografía, por lo que el autor pudiera haberse tomado ciertas licencias al plasmarlo. Sin embargo, bien es cierto que se identifican una serie de elementos que han pervivido hasta el día de hoy con mayores o menores modificaciones y que pasaremos a ver.



   El paisaje representado en el dibujo se corresponde con la típica estampa de Ojén que podemos disfrutar desde el mirador que hay junto a la Fuentezuela, a pie de carretera. Incluso estos mismos elementos paisajísticos son apreciables desde el mirador de la moderna carretera, más arriba. Desde estos puntos se divisa un municipio de casitas encaladas asentado en las faldas de una de las laderas de las estribaciones de Sierra Blanca, bajo agrestes formaciones serranas y del Cerro Ojenete, coronado el pueblo por un viejo castillo del que en la actualidad se conserva bastante poco. Las formaciones que aparecen a la derecha bien pudieran tratarse del Pecho Santo o de Cerro Parra. Alrededor de la localidad aparecen las tierras de labor (incluso parece distinguirse el Chifle), espacios agrícolas donde se cultiva y se trabaja, como corresponde a un pueblo campesino que hasta hace muy pocas décadas ha vivido de lo que ha dado el campo. Es posible que entre los trazos del dibujo se encuentren los plantíos de vides que producían pasas en grandes cantidades y de las que tantas referencias hallamos en el Libro de Apeos de Ojén (siglo XVI) y en el Catastro de Ensenada (siglo XVIII).



   El dibujante ha recogido con detalle los dos cauces fluviales que ciñen el municipio de Ojén, sus fuentes de vida, que abastecen a sus vecinos y alimentan sus tierras. El Almazán, a los pies del castillo (que posiblemente deba su nombre al primer señor de la villa, el secretario real Miguel Pérez de Almazán) y que se funde aguas abajo con el río Real no sin antes dar lugar a un bosque galería como nos muestra el autor y verse alimentado por una cascada que desciende de la sierra. El río Real aparece a la derecha de la imagen. Debe su nombre porque el camino real que unía la costa con el interior pasaba a junto a él. Era un camino que había sido transitado desde hace milenios y existen documentos escritos que nos refieren como las tropas de los emires cordobeses tomaban este camino para dirigirse a Bobastro y otras posesiones del rebelde Omar Ibn Hafsún para hostigarle hace ya mil años.

   Sus cauces aparecen más oscurecidos dado que el dibujante ha querido reflejar el encajonamiento de estos cursos fluviales que provoca un relieve fuertemente accidentado.



   Las aguas de estos ríos, además de abastecer a los lugareños y a sus cultivos, proporcionaban fuerza motriz a varios molinos hidráulicos harineros; se conserva, mal que bien, el de río Real, a los pies de Cerro Torrón, una magnífica construcción con casi medio milenio de antigüedad que cuenta con dos paradas, con dos juegos de empiedros. Había otros molinos que aprovechaban las aguas del Almazán y de los que nos habla el Libro de Apeos de Ojén (siglo XVI) y el Catastro de Ensenada (siglo XVIII). Es muy posible que el Museo del Molino de Ojén fuese un molino de harina antes que de aceite y tenga su origen en estos tiempos u otros anteriores, ya que su estructura y elementos compositivos así parece delatarlo: posee dos cubos, sendos cárcavos y es posible ver en la obra varias piedras de moler cereal.

Restos del molino de río Real (fuente elriconcultural.blogspot.com)

Uno de los cárcavos del molino de Ojén


   Podemos observar, también, dos caminos que hilvanan Ojén con las sierras, con otras poblaciones y con otros lugares. A la izquierda del dibujo, abajo, observamos varias figuras que transitan por un camino que conduce al río y que lo cruza, buscando el pueblo y que presumiblemente procedería de Marbella. Un poco más adelante aparece una figura que parece representar a un arriero montado en su bestia, ascendiendo camino de Ojén. A la derecha del dibujo aparecen varias figuras que transitan por otro camino que serpentea perdiéndose hacia el oriente. Bien pudiera tratarse del camino de la Mairena, que pasa por el puente de la Covachina (puente del Tejar), puente que no existía en estos años ya que se construyó en el siglo XIX.




El puente de la Covachina con una de sus inscripciones que reza:
Puente del Tejar año de 1882
Don Juan Lorente Marques
Alcalde ....


   En la parte inferior derecha aparece un campesino trabajando. Con sus manos maneja una herramienta que por su curvatura bien pudiera tratarse de una hoz (¿acaso estaría segando?), pero no habría que descartar que fuese una azada.




   En lo referente a las construcciones, aparecen dos espacios construidos: el castillo y el caserío. Vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador.

   El castillo de Ojén data del siglo XVI, por lo tanto es de época cristiana. Lo mandó construir el comendador Lorenzo Gómez de Solís, señor de lugar de Ojén, de ahí su nombre: Castillo de Solís. Se eleva sobre un promontorio, sobre una muela de travertino que le proporciona una gran visibilidad de todo el entorno y de la costa,dada la importancia estratégica del lugar, y que le servía para mantener el contacto visual con las torres costeras almenaras que darían la voz de alarma en caso de peligro. A pesar de su ruina, se sabe que poseía una planta pentagonal con varias torres cilíndricas en sus murallas y una torre de planta de base cuadrangular que se colocaba aproximadamente en su centro. A pesar de que una excavación arqueológica realizada hace unos años no halló vestigios de época islámica, no habría que descartar que en esa época hubiera existido algún tipo de estructura castral, dada la proximidad del mar y las continuas algaradas fronterizas que se producían con los cristianos. Sin embargo, en la imagen, se puede ver claramente como el castillo se asienta en un lugar elevado, prominente, y Anton Van den Wyngaerde plasma sus diferentes elementos poliorcéticos: una muralla rematada por merlones, una torre más o menos en el centro del conjunto y, en uno de los extremos, la casa fuerte del alcaide, que aparece rematada con cubierta a dos aguas.

   Los puntos oscuros un poco más abajo del castillo podrían interpretarse como algunas de las cuevas que hay en este lugar, aunque es un poco aventurado hacer esta afirmación.


Maqueta de Castillo de Ojén. Foto cedida por 
Alfonso Sánchez Mairena a Memoria de Ojén

Torre del castillo de Ojén

   Poco más abajo aparece esbozado el caserío. Lo cierto es que se puede apreciar poca cosa, pero se observa viviendas con tejados a una y dos aguas con algunas ventanas y, despuntando entre ellas, lo que parece la torre-campanario de la iglesia de la Encarnación. No olvidemos que posiblemente aproveche el alminar de la antigua mezquita de Ojén. Poco más se puede distinguir del casco urbano.



   En la parte superior aparece una inscripción en la que el autor hace referencia expresa a Ojén y a un acompañante, un mercader de Sevilla. A la derecha del dibujo aparece un edificio cuyo origen no se ha podido identificar, por lo que bien pudiera tratarse de un boceto o un borrador.

Ochen lugar morisca ...


   Del año 1752 existe otro dibujo de Ojén que trataremos en otra entrada.



© Diego Javier Sánchez Guerra.